Pesadilla en Wall Street
Por Yosi Truzman *
El primer gráfico que se debe analizar en este entorno es el MSCI World Index. Este índice se denomina en Dólares y recoge la evolución de los principales valores del Mundo, lo que nos permite analizar la situación técnica a nivel mundial.
Al igual que el S&P500 (ver “el mundo en sus manos” del pasado 1 de julio), su evolución técnica a lo largo del 2011 presentaba un potencial proceso de distribución enmarcado dentro de una estructura de 'Hombro Cabeza Hombro' similar al desplegado a lo largo de la segunda mitad de 2007.
La ruptura del 1.295 hace tres días representa el primer indicio de cambio de tendencia ya que se trata del nivel por donde pasa la directriz alcista que se puede construir desde marzo de 2009. Esta señal, de claro corte bajista, se ha visto ratificada ayer con la abrupta ruptura de la zona comprendida entre los 1.244 y los 1.251 puntos.
En esta zona se encuentra uno de los máximos crecientes de la estructura alcista iniciada en 2009. Este máximo se intentó superar a principios de noviembre de 2010 pero no se logró superar de manera consistente hasta mediados de diciembre de ese mismo año.
La corrección sufrida en marzo como consecuencia del terremoto en Japón demostró la importancia de este nivel puesto que fue precisamente en esos entornos en donde el índice logró detener las caídas. Desde ahí, inició un nuevo tramo alcista que permitió alcanzar nuevos máximos.
Este punto es también clave porque representa la línea clavicular del Hombro Cabeza Hombro al que se ha hecho referencia. Su ruptura abre el camino hacia los 1.100, objetivo inicial calculado a partir de la amplitud del H-C-H (1.400-1.250=150; 1.250-150=1.100).
Por último, se debe ser consciente que la ruptura del mencionado soporte indica, según la Teoría de Dow, la ruptura de la estructura alcista previa iniciada a mediados de 2010 ya que se ha roto la sucesión de mínimos crecientes. Sin embargo, es aún pronto para anunciar según esta Teoría, un cambio de tendencia completo ya que, para ello, se debería perforar el último mínimo creciente principal situado, precisamente, en los mínimos de mediados de 2010, ligeramente por encima de los 1.000 puntos.
Por lo tanto, debemos considerar la situación actual técnica del índice como bajista en el medio plazo. Es decir, la tendencia alcista intermedia del último año queda cancelada y se entra en una tendencia bajista intermedia.
En este entorno, se debe aprovechar cualquier rebote para vender. Puesto que se aprecia una estructura de máximos y mínimos decrecientes desde principios de mayo, el punto óptimo para empezar a abrir posiciones cortas se encuentra en el último mínimo decreciente; es decir, el entorno de los 1.280. Desde ahí y hasta los 1.310, lo que representaría una vuelta o “pullback” a la directriz alcista principal rota, se debe abrir posición corta de manera estructural situando stops por encima de los 1.360 puntos.
Los acontecimientos de la última semana han convertido el maravilloso sueño de las vacaciones de verano en una auténtica pesadilla. Y es que en poco más de una semana, el conjunto de índices bursátiles del Mundo han sucumbido a un masivo proceso de ventas que han provocado caídas superiores al 10%.
Hay que reconocer que este proceso no debería sorprender demasiado a nadie. Las divergencias existentes entre muchos indicadores y las Bolsas lo llevan advirtiendo desde hace meses. No hay más que echar un vistazo a la evolución de los indicadores macroeconómicos para darse cuenta de ello.
Sin embargo, lo que sí es sorprendente, aunque frecuente, es la virulencia y velocidad del desplome. Pero, ya se sabe. En la Bolsa no pasa nada hasta que pasa y, cuando pasa, el castillo de naipes se desmorona de golpe.
Lo verdaderamente preocupante de la situación actual es, precisamente, uno de los riesgos a los que se viene haciendo referencia en estos post diarios: el impacto del riesgo sistémico en el crecimiento de la economía y viceversa.
El riesgo sistémico se ha expandido en Europa como la peste desde el 2010 y especialmente a lo largo del 2011 y ha empezado a contaminar a los EEUU. Por otro lado, el crecimiento económico ha demostrado ser una quimera en 2011 y los programas de estímulo de la Fed sólo han servido para generar un falso efecto riqueza bursátil que, una vez terminados, devuelven el valor de los activos a su verdadero ser.
Es cierto que las compañías han demostrado su capacidad de gestión mejorando sus resultados a base de la implantación de medidas de ajuste de gasto, lo que ha llevado los márgenes empresariales a máximos históricos. De hecho, este es el principal argumento de los estrategas para seguir defendiendo que las actuales cotizaciones son bajas (esta mañana 13 estrategas de entidades financieras que van desde Barclays hasta UBS siguen pensando que el S&P500 acabará 2011 por encima de los 1.400 puntos). Pero estos argumentos toman como ciertos las expectativas de crecimiento de ventas. Y digo yo. Si la población no trabaja, ¿quién va a consumir y, por lo tanto, tirar de un crecimiento económico basado en este componente?
Es obvio que lo ocurrido a lo largo de los dos últimos años ha sido una transferencia de riesgo empresarial a riesgo estatal y que el problema de exceso de deuda, privada o pública, sigue más que presente. Antes temíamos que los bancos quebrasen. Ahora tememos que lo hagan los Estados. Y mientras tanto, se nos ha querido enviar un mensaje de riqueza manteniendo las cotizaciones elevadas.
Dentro de este entorno no sería de extrañar que Bernanke vuelva a intentar encontrar algún tipo de solución que frene la sangría. El problema es que ya ha quedado demostrado que el QE2 no ha generado crecimiento (+0,4% en Q1 y +1,3% en Q2). Además, ¿es posible incrementar el balance de la Fed aún más en un momento en el que se pone en entredicho la solvencia de los EEUU?
Como dice John Mauldin, no nos queda más que malas elecciones. Las economías tienen que hacer los deberes. Ajustarse el cinturón y desapalancarse. Al mismo tiempo tienen que reinventarse y ser más competitivas encontrando nichos de crecimiento en industrias de valor añadido que permita la creación de empleo a través de reformas, por ejemplo fiscales, que lo fomenten. El problema es que se trata de un lento proceso en el que debemos acostumbrarnos a crecimientos mucho más moderados (el “new normal” del que habla Bill Gross) y, por lo tanto, a beneficios empresariales también más moderados que no justifican los niveles de cotización alcanzados.
Todos estos elementos son los que las cotizaciones están ahora descontando. Y este proceso permite calificar ya la actual situación, sin tapujo alguno, como de tendencia bajista.
Hay que reconocer que este proceso no debería sorprender demasiado a nadie. Las divergencias existentes entre muchos indicadores y las Bolsas lo llevan advirtiendo desde hace meses. No hay más que echar un vistazo a la evolución de los indicadores macroeconómicos para darse cuenta de ello.
Sin embargo, lo que sí es sorprendente, aunque frecuente, es la virulencia y velocidad del desplome. Pero, ya se sabe. En la Bolsa no pasa nada hasta que pasa y, cuando pasa, el castillo de naipes se desmorona de golpe.
Lo verdaderamente preocupante de la situación actual es, precisamente, uno de los riesgos a los que se viene haciendo referencia en estos post diarios: el impacto del riesgo sistémico en el crecimiento de la economía y viceversa.
El riesgo sistémico se ha expandido en Europa como la peste desde el 2010 y especialmente a lo largo del 2011 y ha empezado a contaminar a los EEUU. Por otro lado, el crecimiento económico ha demostrado ser una quimera en 2011 y los programas de estímulo de la Fed sólo han servido para generar un falso efecto riqueza bursátil que, una vez terminados, devuelven el valor de los activos a su verdadero ser.
Es cierto que las compañías han demostrado su capacidad de gestión mejorando sus resultados a base de la implantación de medidas de ajuste de gasto, lo que ha llevado los márgenes empresariales a máximos históricos. De hecho, este es el principal argumento de los estrategas para seguir defendiendo que las actuales cotizaciones son bajas (esta mañana 13 estrategas de entidades financieras que van desde Barclays hasta UBS siguen pensando que el S&P500 acabará 2011 por encima de los 1.400 puntos). Pero estos argumentos toman como ciertos las expectativas de crecimiento de ventas. Y digo yo. Si la población no trabaja, ¿quién va a consumir y, por lo tanto, tirar de un crecimiento económico basado en este componente?
Es obvio que lo ocurrido a lo largo de los dos últimos años ha sido una transferencia de riesgo empresarial a riesgo estatal y que el problema de exceso de deuda, privada o pública, sigue más que presente. Antes temíamos que los bancos quebrasen. Ahora tememos que lo hagan los Estados. Y mientras tanto, se nos ha querido enviar un mensaje de riqueza manteniendo las cotizaciones elevadas.
Dentro de este entorno no sería de extrañar que Bernanke vuelva a intentar encontrar algún tipo de solución que frene la sangría. El problema es que ya ha quedado demostrado que el QE2 no ha generado crecimiento (+0,4% en Q1 y +1,3% en Q2). Además, ¿es posible incrementar el balance de la Fed aún más en un momento en el que se pone en entredicho la solvencia de los EEUU?
Como dice John Mauldin, no nos queda más que malas elecciones. Las economías tienen que hacer los deberes. Ajustarse el cinturón y desapalancarse. Al mismo tiempo tienen que reinventarse y ser más competitivas encontrando nichos de crecimiento en industrias de valor añadido que permita la creación de empleo a través de reformas, por ejemplo fiscales, que lo fomenten. El problema es que se trata de un lento proceso en el que debemos acostumbrarnos a crecimientos mucho más moderados (el “new normal” del que habla Bill Gross) y, por lo tanto, a beneficios empresariales también más moderados que no justifican los niveles de cotización alcanzados.
Todos estos elementos son los que las cotizaciones están ahora descontando. Y este proceso permite calificar ya la actual situación, sin tapujo alguno, como de tendencia bajista.
El primer gráfico que se debe analizar en este entorno es el MSCI World Index. Este índice se denomina en Dólares y recoge la evolución de los principales valores del Mundo, lo que nos permite analizar la situación técnica a nivel mundial.
Al igual que el S&P500 (ver “el mundo en sus manos” del pasado 1 de julio), su evolución técnica a lo largo del 2011 presentaba un potencial proceso de distribución enmarcado dentro de una estructura de 'Hombro Cabeza Hombro' similar al desplegado a lo largo de la segunda mitad de 2007.
La ruptura del 1.295 hace tres días representa el primer indicio de cambio de tendencia ya que se trata del nivel por donde pasa la directriz alcista que se puede construir desde marzo de 2009. Esta señal, de claro corte bajista, se ha visto ratificada ayer con la abrupta ruptura de la zona comprendida entre los 1.244 y los 1.251 puntos.
En esta zona se encuentra uno de los máximos crecientes de la estructura alcista iniciada en 2009. Este máximo se intentó superar a principios de noviembre de 2010 pero no se logró superar de manera consistente hasta mediados de diciembre de ese mismo año.
La corrección sufrida en marzo como consecuencia del terremoto en Japón demostró la importancia de este nivel puesto que fue precisamente en esos entornos en donde el índice logró detener las caídas. Desde ahí, inició un nuevo tramo alcista que permitió alcanzar nuevos máximos.
Este punto es también clave porque representa la línea clavicular del Hombro Cabeza Hombro al que se ha hecho referencia. Su ruptura abre el camino hacia los 1.100, objetivo inicial calculado a partir de la amplitud del H-C-H (1.400-1.250=150; 1.250-150=1.100).
Por último, se debe ser consciente que la ruptura del mencionado soporte indica, según la Teoría de Dow, la ruptura de la estructura alcista previa iniciada a mediados de 2010 ya que se ha roto la sucesión de mínimos crecientes. Sin embargo, es aún pronto para anunciar según esta Teoría, un cambio de tendencia completo ya que, para ello, se debería perforar el último mínimo creciente principal situado, precisamente, en los mínimos de mediados de 2010, ligeramente por encima de los 1.000 puntos.
Por lo tanto, debemos considerar la situación actual técnica del índice como bajista en el medio plazo. Es decir, la tendencia alcista intermedia del último año queda cancelada y se entra en una tendencia bajista intermedia.
En este entorno, se debe aprovechar cualquier rebote para vender. Puesto que se aprecia una estructura de máximos y mínimos decrecientes desde principios de mayo, el punto óptimo para empezar a abrir posiciones cortas se encuentra en el último mínimo decreciente; es decir, el entorno de los 1.280. Desde ahí y hasta los 1.310, lo que representaría una vuelta o “pullback” a la directriz alcista principal rota, se debe abrir posición corta de manera estructural situando stops por encima de los 1.360 puntos.
En segundo lugar se debe analizar la evolución técnica del Futuro continuo del S&P500 en base diaria.
Tal y como se ha comentado al principio, la estructura técnica es muy similar a la del MSCI World Index. Ha construido un proceso distributivo a lo largo de lo que llevamos de 2011 parecida a la construida en el segundo semestre de 2007 enmarcada dentro de una potencial estructura de techo denominada Hombro Cabeza Hombro.
Hace unos pocos días, el índice perforó la directriz alcista que se podía construir desde los mínimos de marzo de 2009. En este caso, esta directriz coincidía prácticamente con la línea clavicular del H-C-H. Además, perforó ayer el último de los máximos crecientes principales de la estructura alcista general (1.216) y se ha perforado el 1.241 con lo que la estructura de mínimos crecientes iniciada en junio del año pasado ha quedado anulada.
Por lo tanto, la tendencia alcista principal está tocada en su línea de flotación al haberse perforado el último máximo creciente y la directriz alcista. Pero, según la Teoría de Dow, no se podrá hablar de cambio de tendencia general hasta que no se rompa la estructura de mínimos crecientes general para lo cual se debería perforar el nivel de los 1.000 puntos (mínimo de junio 2010). En consecuencia, se debe hablar, por ahora, de tendencia bajista intermedia.
El objetivo de esta tendencia bajista se debe fijar, en primera instancia, en el entorno de los 1.130 ya que alrededor de este nivel se encuentra el primero de los máximos crecientes del movimiento iniciado en junio, el 61,8% de retroceso de todo ese movimiento y el objetivo de la estructura de H-C-H. El nivel de los 1.171 podría dar cierto soporte en el corto plazo ya que se trata de uno de los mínimos crecientes de la estructura alcista iniciada en junio.
La estrategia pasa, por lo tanto, por la búsqueda de posiciones cortas. Las ventas que se recomendaron abrir en el entorno de los 1.345 a 1.360 puntos se deben mantener. Cualquier rebote que pudiera acercar el índice a la zona comprendida entre los 1.240 y los 1.275 puntos (mínimo creciente roto, vuelta a la línea clavicular y vuelta a la directriz alcista rota) debe aprovecharse para vender más aún. En el caso en el que no haya rebote y el índice siga retrocediendo, se puede tomar un pequeño porcentaje de beneficio en el entorno del 1.170 y algo más agresivamente en el entorno del 1.130 pero manteniendo siempre un fondo de posición corta. El stop para toda la posición corta abierta debe situarse por encima de los 1.300 puntos en términos de cierre consistente.
Tal y como se ha comentado al principio, la estructura técnica es muy similar a la del MSCI World Index. Ha construido un proceso distributivo a lo largo de lo que llevamos de 2011 parecida a la construida en el segundo semestre de 2007 enmarcada dentro de una potencial estructura de techo denominada Hombro Cabeza Hombro.
Hace unos pocos días, el índice perforó la directriz alcista que se podía construir desde los mínimos de marzo de 2009. En este caso, esta directriz coincidía prácticamente con la línea clavicular del H-C-H. Además, perforó ayer el último de los máximos crecientes principales de la estructura alcista general (1.216) y se ha perforado el 1.241 con lo que la estructura de mínimos crecientes iniciada en junio del año pasado ha quedado anulada.
Por lo tanto, la tendencia alcista principal está tocada en su línea de flotación al haberse perforado el último máximo creciente y la directriz alcista. Pero, según la Teoría de Dow, no se podrá hablar de cambio de tendencia general hasta que no se rompa la estructura de mínimos crecientes general para lo cual se debería perforar el nivel de los 1.000 puntos (mínimo de junio 2010). En consecuencia, se debe hablar, por ahora, de tendencia bajista intermedia.
El objetivo de esta tendencia bajista se debe fijar, en primera instancia, en el entorno de los 1.130 ya que alrededor de este nivel se encuentra el primero de los máximos crecientes del movimiento iniciado en junio, el 61,8% de retroceso de todo ese movimiento y el objetivo de la estructura de H-C-H. El nivel de los 1.171 podría dar cierto soporte en el corto plazo ya que se trata de uno de los mínimos crecientes de la estructura alcista iniciada en junio.
La estrategia pasa, por lo tanto, por la búsqueda de posiciones cortas. Las ventas que se recomendaron abrir en el entorno de los 1.345 a 1.360 puntos se deben mantener. Cualquier rebote que pudiera acercar el índice a la zona comprendida entre los 1.240 y los 1.275 puntos (mínimo creciente roto, vuelta a la línea clavicular y vuelta a la directriz alcista rota) debe aprovecharse para vender más aún. En el caso en el que no haya rebote y el índice siga retrocediendo, se puede tomar un pequeño porcentaje de beneficio en el entorno del 1.170 y algo más agresivamente en el entorno del 1.130 pero manteniendo siempre un fondo de posición corta. El stop para toda la posición corta abierta debe situarse por encima de los 1.300 puntos en términos de cierre consistente.
Por último, se debe analizar la evolución del Eurostoxx50 contado en base diaria para tener una perspetiva global de lo acontece en Europa en este entorno bursátil de manera general.
Lo más preocupante de la evolución técnica de la media europea es la ruptura de la zona de los 2.550 puntos. En esta zona es donde se fijó el primero de los máximos crecientes principales del rebote desplegado entre marzo 2009 y enero 2010. De hecho, este nivel ha venido sirviendo de base para todo el movimiento consolidativo desplegado a lo largo de los dos últimos años y representa además el 38,2% de retroceso del mismo.
Obviamente, la ruptura de este nivel que se ha producido dejando un tras de sí un pequeño hueco bajista ligeramente por debajo de los 2.600 puntos, no sólo ratifica la tendencia bajista intermedia iniciada en febrero sino que ratifica un cambio de tendencia general. Y es que en el caso del Eurostoxx50 y a diferencia de los 2 índices analizados anteriormente, se ha perforado la estructura de mínimos crecientes general.
A corto plazo el entorno comprendida entre los 2.260 y los 2.280 puntos debería dar soporte al índice ya que alrededor de estos precios se encuentra el 61,8% de retroceso de todo el rebote de 2009, uno de los mínimos crecientes principales de ese movimiento y el desdoblamiento del canal bajista que se puede construir desde febrero y que ha perforado su base hace unos pocos días.
Pero la tendencia general es ahora bajista y, por lo tanto, la mejor estrategia es la búsqueda de rebotes para abrir posiciones cortas. Y la zona ideal para ello se encuentra entre los 2.550 puntos, base del rango lateral anterior, y los 2.600 puntos, hueco bajista y parte alta del canal bajista desdoblado.
Un saludo desde la playa,
Lo más preocupante de la evolución técnica de la media europea es la ruptura de la zona de los 2.550 puntos. En esta zona es donde se fijó el primero de los máximos crecientes principales del rebote desplegado entre marzo 2009 y enero 2010. De hecho, este nivel ha venido sirviendo de base para todo el movimiento consolidativo desplegado a lo largo de los dos últimos años y representa además el 38,2% de retroceso del mismo.
Obviamente, la ruptura de este nivel que se ha producido dejando un tras de sí un pequeño hueco bajista ligeramente por debajo de los 2.600 puntos, no sólo ratifica la tendencia bajista intermedia iniciada en febrero sino que ratifica un cambio de tendencia general. Y es que en el caso del Eurostoxx50 y a diferencia de los 2 índices analizados anteriormente, se ha perforado la estructura de mínimos crecientes general.
A corto plazo el entorno comprendida entre los 2.260 y los 2.280 puntos debería dar soporte al índice ya que alrededor de estos precios se encuentra el 61,8% de retroceso de todo el rebote de 2009, uno de los mínimos crecientes principales de ese movimiento y el desdoblamiento del canal bajista que se puede construir desde febrero y que ha perforado su base hace unos pocos días.
Pero la tendencia general es ahora bajista y, por lo tanto, la mejor estrategia es la búsqueda de rebotes para abrir posiciones cortas. Y la zona ideal para ello se encuentra entre los 2.550 puntos, base del rango lateral anterior, y los 2.600 puntos, hueco bajista y parte alta del canal bajista desdoblado.
Un saludo desde la playa,
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