El Mecanismo de Mandrake: Deudas con dinero creado de la nada

  


Por Luis Aguilar



Cuando llega el punto en que sus deudores ya no les pueden pagar ¿por qué los prestamistas venden esas deudas a precios de remate? Aunque Usted no lo crea, porque el dinero que prestaron, en esencia, fue creado de la nada. Como un acto de magia. En la teoría económica pura, un banco presta el dinero que sus ahorristas le han confiado depositándolo en sus bóvedas de acero. La realidad, sin embargo, nada tiene que ver con la ficción teórica.
En el siglo xvii los banqueros de la Nobleza Negra europea, tras dos siglos de experimentos y fracasos con el papel moneda manipulado por ellos mismos, se aliaron con los políticos de Inglaterra para crear el sistema de un Banco Central, formado bajo el concepto de una sociedad (cábala) entre los banqueros y los políticos, siendo el primero el Banco de Inglaterra, creado en 1694.

El sistema, como el de la Reserva Federal de los Estados Unidos (que no pertenece al gobierno, sino que es un grupo de bancos privados) está basado en que los políticos (que necesitan sufragar gastos como las guerras, como Estados Unidos lo necesita hoy en día) reciben dinero (creado de la nada por los banqueros) sin el clásico problema de tener que elevar los impuestos —una medida que, desde tiempos inmemoriales, ha sido la causa de revueltas populares.
A cambio, en este trato, los banqueros reciben una comisión por la transacción —eufemísticamente llamado intereses— lo cual hace que la deuda del gobierno continúe en forma perpetua. Y lo mismo es aplicado a los prestamistas individuales que acuden en auxilio de la banca para “resolver” sus problemas financieros, sin saber lo que les espera.
Este es el misterioso ritual alquímico de los banqueros —de la nada crear papel moneda, sin respaldo alguno— del cual el hombre común y corriente no suele entender, por lo que no hay oposición al esquema.
El dólar estadounidense es el mayor ejemplo, según lo explica G. Edward Griffin, autor de la clásica obra “The Creature from Jekyll Island: A Second Look at the Federal Reserve”.
Basado en la deuda
Griffin explica que el dólar impreso en los Estados Unidos “Es un clásico ejemplo de dinero fíat (es decir papel moneda sin respaldo alguno), sin ningún límite en la cantidad que pueda ser producida. Su valor primario se basa en el deseo de la gente de aceptarlo (para poder obtener bienes) y, para este fin, las leyes de Legal Tender (como aparece escrito en cada billete de 1 dólar) le requiere a un acreedor recibir un papel moneda de su deudor como pago de una deuda”.
Y aunque es verdad que el dólar estadounidense (como la casi totalidad de los papeles moneda) es creado de la nada, Griffin escribe que “es más exacto decir que está basado en la deuda”.
Para decirlo más explícitamente, toda la oferta de papel moneda que hay en las cajas fuertes de los bancos y los chips de computadoras (que almacenan los números creados para asignar los préstamos) seguirían teniendo un valor nulo sino fueran prestados y “todas las deudas fueran repagadas”.
Y aquí está el secreto alquímico para que algo creado de la nada tenga un aparente valor real. El misterio es, aunque Usted no se ha dado cuenta aún, el trabajo y/o esfuerzo humano (propio y de terceros, de los cuales el deudor original puede sustraerlos) que realizará el deudor —mejor aún si se le añade el valor agregado de una labor en una infraestructura industrial o de alta tecnología— para pagar los intereses.
Así, el dinero entregado en las deudas no es más que una apuesta de los banqueros y los manipuladores del consumo al futuro esfuerzo de la labor humana.
Más intereses, más deudas
En consecuencia, bajo el presente Sistema, “nuestros líderes”, como es el caso de la sociedad norteamericana, han empujado a la gente a obtener incluso los servicios más esenciales de una sociedad, como la educación, la vivienda y la salud, endeudándose bajo su propia “responsabilidad” para el resto de sus vidas.
Es por esta razón que los controladores de la sociedad no pueden permitir una seria reducción de la deuda nacional o de la de los consumidores. Por eso, escribe Griffin, “cargar intereses sobre los supuestos préstamos (con dinero creado de la nada) es usura, y esto es lo que se ha institucionalizado bajo el Sistema de la Reserva Federal”.
Y las consecuencias no quedan solo en el consumidor como individuo. El producto final del  Mecanismo de Mandrake “es una expansión artificial de la oferta de dinero, que es la raíz de un impuesto oculto llamado inflación”, dice Griffin, y que es pagado colectivamente por toda la sociedad. Y luego “la expansión lleva a la contracción y, juntos, producen los —manipulados— ciclos destructivos de auge y caída que ha plagado a la humanidad donde se implanto el dinero creado de la nada”.
Así, el rechazo a honrar deudas inmorales puede ser la única forma de salvar nuestra democracia, argumentan los miembros de Ocupemos Wall Street. Y en su segundo año, el canto popular con que ellos comenzaron aún es válido: “Los bancos fueron rescatados, a nosotros nos vendieron. Entonces ¿por qué debemos darles un centavo más?”.
Finalmente y no menos importante, el crédito se ha convertido en un Arma de Destrucción Masiva de la riqueza de los consumidores, porque cuando éstos ya no tienen como pagar sus deudas se enfrentan a dos destinos, ambos desastrosos por igual: Perder los activos y/o bienes que dieron como respaldo para pedir prestado, o trabajar hasta el fin de sus días para pagar por su “responsabilidad contraída” (el eufemismo moral que nos hace sentirnos pecadores sino cumplimos).

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