El cruel diagnóstico de Wall Street



Por Philae *


La noche del domingo 27 de mayo de 2012, la "crème de la crème" de las finanzas mundiales se reúne en el hotel Plaza de Nueva York. George Soros, John Paulson, Mario Monti y Stephen Schwarzman debaten sobre Europa, el continente que vuelve a preocupar a todo el mundo. En el salón de este hotel del Upper East Side de estilo señorial y toque anticuado, la discreta iluminación resalta los ligeros pliegues de las cortinas de festón y el sublime terciopelo dorado de las sillas Imperio. 
En este lugar, un influyente gestor neoyorquino reúne habitualmente a la flor y nata de las finanzas y a algunos diplomáticos de alto rango. Esta noche, ha sentado en el centro de la mesa, cara a cara, a John Paulson y a George Soros. El imperio del primero asciende a 37.000 millones de dólares, el del segundo, a 28.000 millones. También se encuentra presente Stephen Schwarzman, el director de Blackstone, cuya fortuna llega a los 100.000 millones de dólares. En Wall Street más que en ningún otro sitio, la riqueza siempre es relativa. Junto a los financieros, se sienta un grupo de embajadores para escuchar lo que dicen los dos oráculos sobre Europa que, de nuevo, preocupa al resto del mundo en este mes de mayo de 2012. El ex comisario y consejero del banco Goldman Sachs, Mario Monti, que acude por primera vez a estas "cenas de ideas", espera con curiosidad el inicio del debate. Ha ascendido al rango de eminente representante del Viejo Continente desde la desaparición de su compatriota, el añorado Tommaso Padoa-Schioppa. 
Desde hace 24 horas crece el rumor de una alianza entre la CDU y el FDP contra la canciller Merkel. El rumor lo generó el Spiegel Online. El 25 de mayo a mediodía, la edición en Internet del semanario hamburgués anunciaba este acontecimiento. Bajo el título de "El pacto que sella el fin del euro", un artículo informa de la próxima minoría de la canciller en el Bundestag y la posibilidad de que se convoquen elecciones anticipadas a finales de 2012. Con el título sobrio de "Propuesta para un acuerdo de coalición", una nota blanca sin membrete y que se puede descargar en el sitio web esboza en dos páginas las grandes líneas de un nuevo acuerdo entre la democracia cristiana y los liberales, con el que se comprometen a emprender una "salida ordenada" de la eurozona de aquí al 1 de enero de 2014. Las fuentes del artículo también son anónimas, excepto el jefe del grupo mayoritario del Bundestag, Volker Kauder, que desmiente y rechaza "las especulaciones irresponsables". Si llega a alarmar a los inversores, como es probable que suceda, la exclusiva del Spiegel amenaza con obstruir el acceso a los mercados de España e incluso de Italia en el mismo instante en el que el bloqueo constitucional alemán pone en duda el mecanismo de estabilidad europea. Europa se encuentra de nuevo al borde del abismo. 
"Es una tragedia constatar hasta qué punto Europa y especialmente Alemania no han aprendido la lección de la Gran Depresión", comienza Soros. "Hacer que el peso del ajuste recaiga en los países deudores es una locura. Así se les hunde en la depresión. Es como si se les expulsara, literalmente. Pero, francamente, no me creo la historia de la salida voluntaria de Alemania de la eurozona divulgada por la prensa. Los alemanes están cometiendo un error. Y en su mayoría no son unos suicidas". 
- George, al escucharle, comprendemos bien los riesgos de la división, pero no los de la consolidación de la zona...
- Es paradójico. Es sorprendente ver hasta qué punto las dos ramas de la alternativa siguen estando igualmente abiertas, a pesar del giro trágico que están tomando los acontecimientos. Los progresos más importantes se han realizado en la parte institucional. Ahí residen las bases interesantes y nuevas. El hábil movimiento para crear ese "Club de Kirchberg" tras la decisión del Tribunal Constitucional es un golpe maestro. Y nunca se señalará lo suficiente hasta qué punto el Banco Central Europeo ha operado una revolución. Todo lo que se creó desde 2010 podría desembocar en la creación de un Tesoro europeo, algo que personalmente siempre he defendido. Y no he sido el único. A Dominique Strauss-Kahn le abuchearon en el King's College en abril de 2010 al plantear esta idea. Y Jean-Claude Trichet corrió una suerte similar el año pasado. Pero las ideas se van abriendo camino. Sólo con la mutualización masiva de la deuda en la eurozona bajo una autoridad fiscal federal se podrá salir de esta situación. 
- Gracias, George. No sabría decir si sus planteamientos son más bien optimistas o pesimistas. Mario, ¿le gustaría comentar algo? 
- Como es evidente, comparto, y diría que doblemente, la opinión de George: la situación es grave pero tampoco es totalmente desesperada. En lo que respecta a la cuestión del Tesoro europeo, que evidentemente es fundamental, compararía la situación a un dilema. Por un lado, está el Bundestag que quiere que este Tesoro europeo sea responsable ante él y, por otro, un Parlamento europeo que, con argumentos igualmente válidos, pretende que los ministros de Economía nacionales le demuestren que actúan por el interés común europeo. Se trata de una situación institucional y constitucional, con dos posiciones opuestas e inextricables. Sinceramente, no veo ninguna solución evidente. 
- Entonces, busca a un genio político que la resuelva. 
- Pues si conoce a alguno, será más que bienvenido en Bruselas. Bromas aparte, no quisiera dar la sensación de que minimizo la gravedad de la situación. Europa necesita una gran dosis de liquidez... 
Y entonces levanta la mirada hacia sus vecinos chinos y rusos...: 
- Una gran dosis de liquidez. Ni más ni menos. Y no les quede duda de que el mercado común no sobreviviría al fin de la moneda única, porque en una Alemania asfixiada por la reevaluación de su moneda, la presión sería enorme para hacer saltar en pedazos todas las disciplinas europeas, para proteger la competitividad. Ahora bien, si restamos la moneda única y el mercado común a la Unión Europea, no queda gran cosa. Para el resto del mundo, esto implicaría en última instancia el fin del multilateralismo. Y entonces planteo esta pregunta: ¿a quién le interesaría un mundo únicamente basado en relaciones bilaterales? A nadie, créanme. 
- ¿Plantearía usted la hipótesis de un crac financiero en Europa?, pregunta entonces el anfitrión a Paulson. 
- Un crac, no sé. Nunca se puede prever un crac, responde Paulson con una sonrisa. – En todo caso, sí pienso en un ajuste brutal.


Le Monde - Paris *

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