La crisis de deuda va a seguir empeorando por el débil crecimiento económico en la región
Por Maria Benito *
La crisis de deuda soberana en Europa todavía empeorará antes de que la situación se recupere. Y entre las razones por las que se justifica esta afirmación destacan que el bajo crecimiento económico en la región impedirá una solución definitiva y que las iniciativas políticas probablemente fallarán a menos que conduzcan hacia una situación con un crecimiento del PIB por encima de los costes del capital, según un informe de JP Morgan.
Los expertos de la entidad también citan otros motivos por los que la crisis se agravará, como el hecho de que las habituales preocupaciones de las inversiones a largo plazo ahora se han trasladado a las de corto plazo. Sin una solución definitiva a la crisis, se producirán rallies bursátiles que deberán aprovecharse para vender. Pero los analistas son escépticos sobre la capacidad de los líderes europeos para dar con la solución definitiva a la crisis y se mantienen cautos respecto a los activos de la eurozona. “Se impone la prudencia dados los acontecimientos de las dos últimas semanas”, comentan.
Además, los superávit presupuestarios “no de deben causar optimismo, salvo que el país en cuestión sea capaz de combinarlo con un crecimiento nominal suficiente para permitirle reducir su carga de deuda”, aseguran los autores del informe. Y no hay que pasar por alto la exposición de las cuentas públicas a los problemas de la eurozona debido, además de a la ralentización económica y al estrés sobre la deuda soberana.
Por otra parte, la firma explica que existe una clara relación entre el crecimiento nominal del PIB y la rentabilidad de los bonos a 10 años y que ésta es uno de los factores determinantes de la evolución de la renta variable y para determinar si el crecimiento de un país puede hacerse sin endeudarse.
Así, por ejemplo, cuando el crecimiento nominal del PIB de EEUU está por encima del rendimiento de los bonos, el índice S&P tiende a subir y al revés. Con esto en mente, las perspectivas en Europa no son halagüeñas, con una previsión de crecimiento del 3,4% para 2011 y del 2,9% para 2012 y una rentabilidad del 4%. Según JP Morgan, esta relación es un aspecto clave para ver cómo puede evolucionar la eurozona, ya que determina si el país puede crecer sin endeudarse.
Múltiples frentes abiertos
La crisis de deuda se ha intensificado en las últimas semanas, en las que el foco de atención de los mercados ha pasado de Grecia –que aprobó un duro plan de ajuste para conseguir el quinto tramo de ayuda del rescate de 2010 y que espera un segundo paquete después del verano- a Italia y a España, dos economías mucho más grandes y donde además de los problemas puramente económicos pesan los políticos.
La incapacidad de los líderes europeos, que han mantenido varias reuniones en los últimos días para desatascar el segundo rescate a Grecia, para encontrar una solución al problema, principalmente el desacuerdo sobre cómo se debe implicar al sector privado y los últimos anuncios de las agencias de rating, que sitúan a Atenas a un paso del ‘default’ y que han dado nuevos toques de atención a los bancos irlandeses, han contribuido a empeorar una situación que nunca llegó a estar bien.
Esto ha llenado de incertidumbres al mercado, que ha vuelto a temblar y que ha desarrollado cierta aversión al riesgo, lo que a su vez ha bajado la rentabilidad de los bonos alemanes, considerados activo refugio y ha hecho que las primas de riesgo de los periféricos aumentasen aún más.
Cotizalia *
La crisis de deuda soberana en Europa todavía empeorará antes de que la situación se recupere. Y entre las razones por las que se justifica esta afirmación destacan que el bajo crecimiento económico en la región impedirá una solución definitiva y que las iniciativas políticas probablemente fallarán a menos que conduzcan hacia una situación con un crecimiento del PIB por encima de los costes del capital, según un informe de JP Morgan.
Los expertos de la entidad también citan otros motivos por los que la crisis se agravará, como el hecho de que las habituales preocupaciones de las inversiones a largo plazo ahora se han trasladado a las de corto plazo. Sin una solución definitiva a la crisis, se producirán rallies bursátiles que deberán aprovecharse para vender. Pero los analistas son escépticos sobre la capacidad de los líderes europeos para dar con la solución definitiva a la crisis y se mantienen cautos respecto a los activos de la eurozona. “Se impone la prudencia dados los acontecimientos de las dos últimas semanas”, comentan.
Además, los superávit presupuestarios “no de deben causar optimismo, salvo que el país en cuestión sea capaz de combinarlo con un crecimiento nominal suficiente para permitirle reducir su carga de deuda”, aseguran los autores del informe. Y no hay que pasar por alto la exposición de las cuentas públicas a los problemas de la eurozona debido, además de a la ralentización económica y al estrés sobre la deuda soberana.
Por otra parte, la firma explica que existe una clara relación entre el crecimiento nominal del PIB y la rentabilidad de los bonos a 10 años y que ésta es uno de los factores determinantes de la evolución de la renta variable y para determinar si el crecimiento de un país puede hacerse sin endeudarse.
Así, por ejemplo, cuando el crecimiento nominal del PIB de EEUU está por encima del rendimiento de los bonos, el índice S&P tiende a subir y al revés. Con esto en mente, las perspectivas en Europa no son halagüeñas, con una previsión de crecimiento del 3,4% para 2011 y del 2,9% para 2012 y una rentabilidad del 4%. Según JP Morgan, esta relación es un aspecto clave para ver cómo puede evolucionar la eurozona, ya que determina si el país puede crecer sin endeudarse.
Múltiples frentes abiertos
La crisis de deuda se ha intensificado en las últimas semanas, en las que el foco de atención de los mercados ha pasado de Grecia –que aprobó un duro plan de ajuste para conseguir el quinto tramo de ayuda del rescate de 2010 y que espera un segundo paquete después del verano- a Italia y a España, dos economías mucho más grandes y donde además de los problemas puramente económicos pesan los políticos.
La incapacidad de los líderes europeos, que han mantenido varias reuniones en los últimos días para desatascar el segundo rescate a Grecia, para encontrar una solución al problema, principalmente el desacuerdo sobre cómo se debe implicar al sector privado y los últimos anuncios de las agencias de rating, que sitúan a Atenas a un paso del ‘default’ y que han dado nuevos toques de atención a los bancos irlandeses, han contribuido a empeorar una situación que nunca llegó a estar bien.
Esto ha llenado de incertidumbres al mercado, que ha vuelto a temblar y que ha desarrollado cierta aversión al riesgo, lo que a su vez ha bajado la rentabilidad de los bonos alemanes, considerados activo refugio y ha hecho que las primas de riesgo de los periféricos aumentasen aún más.
Cotizalia *
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