¿Recurrirá Grecia al FMI?


Tradicionalmente, “debes recurrir al FMI” no es algo que diríamos a vecinos amistosos y aliados muy cercanos. En los últimos decenios, se ha relacionado al Fondo Monetario Internacional con una austeridad fiscal excesiva, insensibilidad política extrema y –desde la crisis financiera asiática de 1997-1998– con un absoluto estigma. Los países pedían préstamos al FMI sólo cuando no les quedaba más remedio, cuando todo lo demás fallaba y no había, sencillamente, otra forma de pagar importaciones esenciales. (En el caso de Islandia en el otoño de 2008, por ejemplo, la única opción substitutiva de la financiación del FMI era comer sólo productos locales, es decir, más que nada pescado.)
Pero el FMI ha cambiado mucho en los últimos años, en gran medida con los auspicios de Dominique Strauss-Kahn, su actual Director Gerente. Éste, ex ministro de Hacienda francés, que aspiró a la candidatura socialista a la Presidencia de Francia, ha promovido cambios que permiten al FMI prestar sin condiciones en algunas circunstancias y conceder mayor prioridad a la protección de las redes de seguridad social (incluidas las prestaciones de desempleo y los sistemas de salud). Además, ha apartado al Fondo con decisión de su obsesión con las medidas fiscales austeras (un gran error anterior, que tuvo consecuencias traumáticas duraderas, en Indonesia y en Corea a finales de 1997).
No cabe duda de que actualmente Grecia tiene problemas graves. Las grandes oportunidades ofrecidas por la integración europea han resultado despilfarradas en gran parte y los bajos tipos de interés durante el pasado decenio, reducidos a niveles alemanes gracias a que se permitió a Grecia, con bastante generosidad, el ingreso en la zona del euro, apenas propiciaron otra cosa que mayores déficits y una peligrosa acumulación de deuda estatal.
Alemania y Francia, como dirigentes de facto de la Unión Europea, están discutiendo sobre un plan de apoyo que ya se debía haber aplicado, pero han manifestado con la mayor claridad que Grecia debe reducir los salarios del sector público y otros gastos. Los sindicatos griegos saben lo que eso significa... y ya se han echado a la calle.
Si Grecia tuviera aún su antigua moneda, todo sería más fácil. Exactamente como en el caso del Reino Unido desde 2008, el tipo de cambio griego se depreciaría en gran medida, con lo que el costo de la mano de obra se reduciría y se recuperaría la competitividad (como en Asia en el período 1997-98), además de aumentar los precios de los activos y, con ello, ayudar a los prestatarios con el agua al cuello para pagar sus hipotecas y otras deudas.
Pero como Grecia y otras economías en dificultades de la zona del euro (conocidas para sus detractores como PIIGS, siglas en inglés de Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) cedieron su política monetaria al Banco Central Europeo (BCE), con sede en Frankfurt, sus monedas no pueden bajar de ese modo. De modo que a Grecia y también –hay razones para pensarlo– a los PIIGS en general no les queda más remedio que reducir la demanda en gran medida, bajar los salarios y reducir la fuerza laboral del sector público. La última vez que se vio esa clase de apresurada austeridad fiscal, cuando los países estaban vinculados con el patrón oro, contribuyó directamente al comienzo de la Gran Depresión en el decenio de 1930.
Se trata de una situación como hecha a medida para que Strauss-Kahn y el “nuevo FMI” acudan al rescate. Desde comienzos de 2009, el Fondo ha tenido muchos más recursos para prestar a los países en dificultades, amortiguar el golpe de la crisis y ofrecer una forma de cortacircuitos internacional, cuando parece que, de lo contrario, podría interrumpirse la corriente. No se trata de impedir los necesarios ajustes –por ejemplo, en forma de reducción del déficit presupuestario–, sino de extenderlos a lo largo de un período mayor para restablecer la confianza y hacer de sello de aprobación exterior del crédito de que es digno un Estado.
El FMI fue creado cuando la segunda guerra mundial tocaba a su fin, esencialmente como una asociación Estados Unidos-Europa occidental. Europa conserva una importante representación en el Fondo y siempre ha elegido a su autoridad máxima y, de hecho, la mayoría de los países con mercados en ascenso (de Asia, Latinoamérica y África) se quejan de que Europa está excesivamente representada y tiene demasiada voz y voto sobre el funcionamiento del Fondo. Sin embargo, en este momento de aumento de la crisis europea, si bien hay aún tiempo para actuar, el Fondo está al margen.
Se debe en parte a que la Canciller alemana, Angela Merkel, que actualmente está intrigando para lograr que un alemán sea el próximo jefe del BCE, no quiere que el Fondo intervenga más en las políticas de la zona del euro. El FMI podría adoptar –y con razón– la posición de que las políticas del BCE han sido demasiado contractivas, con el resultado de un euro fuerte y una inflación muy baja, y ya no son apropiadas para los países miembros en medio de un desplome financiero. Si el FMI apoyara a las economías más débiles de Europa, sería una amenaza para la ideología predominante entre los encargados de la formulación de políticas inspiradas por Frankfurt.
Pero el auténtico motivo es mucho más simple. Cuando el  Presidente francés, Nikolas Sarkozy, propuso el nombre de Strauss-Kahn para la dirección del FMI, su intención era apartar a un pasado –y posiblemente futuro– rival en un lugar lejano y sin interés para lo que estaba en juego. Después golpeó la crisis financiera mundial y Stauss-Kahn fue impulsado hasta el centro del escenario.
Como ya se acercan las próximas elecciones presidenciales francesas, que se celebrarán en 2012, lo que menos necesita ahora Sarkozy es que Strauss-Kahn desempeñe un papel de estadista salvando la zona del euro. No debería extrañarnos oír toda clase de excusas engañosas procedentes de la UE para excluir al FMI: “el Fondo es demasiado americano”, “Europa debe resolver sus problemas por sí sola” y “el FMI no es apropiado para nuestras circunstancias”. Dada la magnitud de la crisis griega, todas parecerán huecas.
A veces la Historia es impulsada por fuerzas profundas y que superan nuestro control y a veces por pura casualidad y otras veces, como ahora, mucho de lo que está en juego resulta afectado por las consideraciones tácticas deliberadas, personales y de corto plazo de las personas que se presentan a las elecciones.
Los dirigentes de la UE procurarán por todos los medios mantener alejado al FMI. Ésa es una mala noticia para Grecia... o para cualquiera a quien preocupe la estabilidad financiera mundial.

AUTOR : Simon Jonhson
FUENTE : PROJECT SYNDICATE

Comentarios

  1. Como dice el comentario el FMI ha quedado "fuera" por que no está diseñado para solucionar los problemas financieros y fiscales que se han originado como consecuencia de la grave crisis financiera mundial, es más no cuenta con los instrumentos necesarios para neutralizar y regular las denominadas "innovaciones" financieras que dieron lugar al orígen de esta crisis que han sido manejadas por los grandes monopolios financieros especulativos, razón por la que la UE está reaccionando en defensa de su soberanía y de su estabilidad económica y financiera.-

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