Obama y Bernanke, a la reconquista de Wall Street
Por José Luis de Haro / Cristina García
El mal dato de empleo que se conoció hace una semana ha provocado que resurja la idea de un 'QE3' en EEUU. Una medida que podría traducirse en un nuevo 'rally' de su mercado.
Si durante 1885, Toro Sentado y Buffalo Bill fueron algunos de los protagonistas en la conquista del Viejo Oeste americano, ahora el presidente Barack Obama y el guardián de la Reserva Federal, Ben Bernanke, son los encargados de dirigir las riendas de la caravana económica de EEUU. Mientras los tambores de recesión truenan en el Viejo Continente, los inversores miran hacia el mercado norteamericano como la única reserva donde la rentabilidad todavía se respira en el ambiente. Sin embargo, como ocurrió siglos atrás con el conocido como "mito de la frontera", no es oro todo lo que reluce y el clásico western americano podría acabar en tragedia.
De momento, los baches ya han amenazado con descarrilar la buena marcha que hasta ahora aventuraba el parqué neoyorquino, donde los vaivenes de las últimas semanas dejaron el alma en vilo a más de uno. Tras conocerse la desastrosa cifra de empleo correspondiente al mes de mayo, cuando la economía estadounidense sólo sumó 69.000 empleos y cuando la tasa de paro subió por primera vez en los últimos once meses, las alarmas comenzaron a sonar sobre el posible contagio europeo.
"La Reserva Federal está preparada para actuar y proteger el sistema financiero y la economía en el caso de que la tensión financiera provocada por la crisis europea se incremente", reconocía Bernanke durante su comparecencia ante el Senado el pasado jueves. Así, el presidente del banco central estadounidense volvía a dorar la píldora al mercado, ansioso por recibir la tercera remesa de estímulo cuantitativo, algo que podría ocurrir tan pronto como a finales de este mes, como bien observó Jay Hatzius, economista jefe de Goldman Sachs.
Desde su punto de vista, la Fed continuará ampliando su balance mediante la compra de hipotecas y bonos del Tesoro a largo plazo, además de extender su postoperatorio hasta 2015. Otros expertos sacaron conclusiones opuestas. En IHS Global Insight, Nigel Gault, economista jefe, determina que es cierto que las perspectivas de crecimiento en EEUU son menores a las previsiones que maneja la Reserva Federal y la amenaza de Europa se ha intensificado. Aun así, no cree "que los riesgos sean lo suficientemente elevados" para que la Fed se embarque en una nueva ronda de flexibilización cuantitativa que, según su punto de vista, "sería ineficaz, en cualquier caso".
La especulación y los rumores al respecto consiguieron que el pasado miércoles la bolsa americana viviera su mayor rally en lo que llevamos de año, con subidas superiores al 2 por ciento para los tres principales indicadores. Sin embargo, una semana antes, el S&P 500 amenazaba con perder soportes y alejarse peligrosamente de los 1.300 puntos.
"Para los inversores, el entorno financiero es a la vez incierto y estresante", reconoce David Kelly, estratega jefe de mercado de JP Morgan. "Sin embargo, el mejor consejo es permanecer equilibrado en lugar de caer en la rutina de vender acciones y comprar bonos", aseguró. Según Kelly, existen diversas razones para lanzarse a la compra de acciones, entre ellas el precio relativo de los bonos del Tesoro y la renta variable. Las cifras hablan por sí solas. "Desde el cierre del pasado 1 de junio, el rendimiento nominal de los bonos del Tesoro a 10 años fue de un 1,47 por ciento, mientras que la rentabilidad de las acciones se estimó en alrededor de un 8,95 por ciento", afirma el estratega jefe de J.P.Morgan. Con esta comparativa sobre la mesa, podría decirse que "la renta variable de EEUU es ahora más barata en relación a los bonos del Tesoro al finalizar el trimestre en casi 60 años".
En esta misma línea, el inversor Marc Faber, autor del informe Gloom, Boom, and Doom Report, explicó en la CNBC que, a día de hoy, "todo parece horroroso". Sin embargo señaló que títulos como Johnson & Johnson cuentan con una rentabilidad del 4 por ciento mientras los bonos del Tesoro a 10 años están por debajo del 1,5 por ciento. "Si observamos un horizonte de 10 años, seguramente ganaremos más dinero con Johnson & Johnson que con bonos del Tesoro", matizó. Por su parte, Jeremy Siegel, profesor de Wharton Business School también reconoció lo evidente. "Esta es la primera vez en 60 años que la rentabilidad por dividendo en el mercado es superior a los tipos de interés a largo plazo", dijo. Aun así, no todo el monte es orégano y los sinsabores seguirán siendo la nota dominante en lo que queda de año. Russ Koesterich, estratega jefe de inversiones globales de iShares, escribió en un informe a sus cliente que "la volatilidad implícita es mayor y los fundamentos se han deteriorado hasta tal punto que es posible que veamos correcciones importantes".
Acantilado fiscal y carrera presidencial
Aunque es cierto que hemos comenzado a ver cierta recuperación dentro del mercado inmobiliaro de EEUU, un factor distintivo respecto a otros años, las exportaciones se mantienen fuertes y la inflación permanece bajo control, la caravana bursátil norteamericana corre el peligro de despeñarse por un acantilado fiscal. Según Ethan Harris, economista jefe de Bank of America Merrill Lynch, Estados Unidos se enfrenta a una potencial crisis fiscal a finales de este año, "ya que los políticos han diferido todas las difíciles decisiones presupuestarias de los últimos años hasta justo después de la elección presidencial de noviembre". En estas circunstancias, el consenso prevé que el crecimiento del PIB se acelere hacia finales de año y después caiga ligeramente en el primer trimestre de 2013."Prevemos que la actividad económica se verá afectada en dos puntos porcentuales durante los 12 meses cercanos al fin de plazo fiscal. De manera irónica, un choque que solo se puede evitar con un compromiso bipartidista estará seguido por una elección que destaca que el compromiso no es posible", ponía de manifiesto Harris en su último informe titulado Al borde del precipicio fiscal.
Precisamente, otro factor que no podemos perder de vista es la carrera electoral a la Casa Blanca que, además de bloquear cualquier decisión legislativa en el Senado, podría cambiar la política económica del país en el caso de que el republicano Mitt Romney arrebate la presidencia al demócrata Barack Obama. Dicho esto, la historia demuestra que el mercado de valores estadounidense suele ser claramente alcista en años electorales.
Según un estudio elaborado por Ned Davis Research durante el primer año de mandato de un presidente la bolsa estadounidense suele subir una media del 5 por ciento mientras que sólo crece un 4 por ciento durante el segundo año del susodicho en la Casa Blanca. Durante el tercer año, por lo general, la rentabilidad da un salto considerable con subidas del 12 por ciento, y durante el cuarto año de mandato (periodo de la elección presidencial) las subidas suelen rondar el 8 por ciento. Si aplicásemos esta teoría, 2012 debería ser un buen año para la inversión en la renta variable de EEUU. De hecho, al repasar los últimos diez años donde se celebraron elecciones presidenciales, la renta variable cerró en positivo ocho veces y sólo registró pérdidas en dos ocasiones, por lo que las probabilidades de cara al próximo noviembre deberían soplar a favor de los mercados, siempre que un estornudo europeo no acabe por contagiar a la bolsa de EEUU.
FUENTE : El Economista.es
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