Hasta el FMI se asusta ante la ultra ortodoxia europea
Por Andy Robinson
En las mega crisis del pasado, primero en America Latina en los ochenta pero sobre todo, la asiática a finales de los noventa, se le criticaba al FMI por imponer políticas pro cíclicas -ajustes fiscales, tipos elevados de interés- que, lejos de ayudar a las economías del sureste asiático, agravaron la recesión provocada por una repentina fuga de capitales. Las economais asiaticas registraron desplomes del PIB de hasta el 18%, y el fondo, recetando mas ajustes y sacrificio, perdió toda su credibildad en el este asiatico. Incluso economistas conservadores como Jagdish Baghwati acusaron al fondo de ser una herramienta de Wall Street forzando la venta de activos bancarios asiaticos a los tiburones de Nueva York. El premio Nobel Joe Stiglitz lo tachó de vehículo de políticas de depresión.
Pero en las temperaturas nada estacionales de Washington en abril de 2012, el FMI ya no es lo que era. No solo por la presencia de su nueva directora gerente , Madame Chrisitine Lagarde, ex ministra de Sarkozy, que consiguió abandonar el barco gubernamental a tiempo.
Ni por la gran presencia de periodistas chinos en esta asamblea del fondo quienes , dicho sea de paso , han elogiado a Lagarde por lucir un vestido de diseño chino hecho de plumas de pavo real en un reciente viaje a Beijing aunque en Washington la directora gerente va con muletas tras una operacion de rodilla..
Pero, estas son frivolidades. Los cambios son mucho mas sustanciales. En esta crisis en la zona euro, el fondo esta desempeñando otro papel: instar a las autoridades en Europa a suavizar y alargar sus medidas de ajuste para evitar una combinación letal de austeridad fiscal y desendeudamiento bancario.
La ultra ortodoxia instalada en Berlín y Francfort quiere ver un proceso rápido de reducción de deudas en la zona euro, un short , sharp shock, que restaurará las virtudes de trabajo duro y del ahorro disciplinado al pueblo europeo tras años de vivir por encima de sus medios. Los sacrificios pronto darán paso a recuperación y redención, sostienen los neo luteranos del Bundesbank.
Pero el FMI ya ha visto el abismo y, aunque jamas se quiere reconocerlo abiertamente, su discurso ya no tiene nada que ver con la hiper ortodoxia del nucleo germano. Los economistas del fondo , encabezados por el frances Olivier Blanchard y por el valenciano Jose Viñals, temen que el desapalancamiento (reduccion de deuda) simultáneo, tanto público como bancario, conforme se intensifica la austeridad y el saneamiento de balances bancarios, puede desencadenar un proceso de deflación de endeudamiento -debt deflation-, según el término acuñado por Irving Fisher hace 80 años para describir la catástrofe de la Gran Depresión.
El fondo aplaude los dos programas de liquidez del Banco Central Europeo que evitaron la congelación del sistema financiero europeo a finales del año pasado cuando Mario Dragho se convirtió en Super Mario. Pero advierte que no ha parado un proceso de desapalancamiento bancario -el fortalecimiento de balances mediante las ventas de activos, y los aumentos de capital,- que supondrá un descenso del 1,7% de la oferta de crédito en el próximo año y medio, medio billón de euros menos de créditos a familias y empresas.
Es más, si las autoridades europeas no respaldan la recapitalización de los bancos y si no se elabora una hoja de ruta para crear un sistema pan europeo de supervisión y de seguro bancario, existe un grave peligro de un desapalancamiento demasiado acelerado que agravaría la recesión ya en marcha en la zona euro, restando 1,4 puntos porcentuales del crecimiento ya raquítico previsto el 2013.
De hecho , bajo Lagarde (al igual que su antecesor Domnique Strauss Kahn) el fondo recuerda a San Agustin y su famosa solicitud de “ser dotado de castidad pero ahora no”.
En la primera presentación del análisis de coyuntura el martes el fondo trató de enfriar el celo ortodoxo del núcleo germano de la zona euro, y convencerlo para que reduzca el ritmo de la consolidación fiscal por el impacto de ajustes simultáneos sobre la euroeconomía.
Ayer – en la presentación del informe semestral sobre estabilidad financiera- se hizo la misma advertencia respecto a los deseos de la banca de sanear sus cuentas. El desapalancamiento bancario es “sano y necesario”, explicó ayer el director del FMI José Viñals máximo responsable del informe.
Pero si avanza a un paso demasiado rápido, el impacto sobre la concesión de créditos y, por tanto, sobre la actividad económica, resultará tan devastador como una contracción fiscal simultanea.
“Es imprescindible seguir evitando unan reducción sincronizada de balances de gran escala ya que haría daño considerable a los preciso de activos, la oferta de crédito y la actividad económica en Europa”, advierte el fondo en su informe.
Si se sigue el ritmo actual de desapalancamento , el FMI calcula que los grades bancos europeos van a eliminar el 7% de sus activos (inversiones y créditos concedidos) antes de finales del 2013. Esto será otro lastre para la economía europea pero es asumible, sostiene el fondo. Pero si se produce otro periodo prolongado de tensiones financieras, los grandes bancos podrían deshacerse del 10% de sus activos en el próximo año y medio, advierte el FMI.
Esto supondría un descenso de los créditos que otorgan del 4,4% con un fuerte impacto sobre el crecimiento económico y, a su vez, sobre la deuda pública. Si se produce un fuerte y simultaneo desapalancamiento bancario a la vez que “se aprieta el cinturón (fiscal) en diversos sectores”, podría dar paso a la temida debt deflation, L cierto es que la crisis bancaria y la crisis de deuda pública -sobre todo en economías post burbuja como España e Irlanda- son dos caras dela misma moneda. Existe una “espiral de retroalimentación positiva” entre bancos y estados. Y si el desendeudamiento bancario o publico avanza demasiado rápido, el impacto sobre la economía será drástico.
De ahí, la insistencia del FMI en que la mejor forma de afrontar el problema de la deuda soberana, -además de la consolidación fiscal y las reformas estructúrales – advierte el fondo- , es utilizar los fondos “cortafuego” creados a lo largo de los últimos meses para recapitalizar la banca y en caso de necesidad tomar participaciones en los bancos en apuros.
En las mega crisis del pasado, primero en America Latina en los ochenta pero sobre todo, la asiática a finales de los noventa, se le criticaba al FMI por imponer políticas pro cíclicas -ajustes fiscales, tipos elevados de interés- que, lejos de ayudar a las economías del sureste asiático, agravaron la recesión provocada por una repentina fuga de capitales. Las economais asiaticas registraron desplomes del PIB de hasta el 18%, y el fondo, recetando mas ajustes y sacrificio, perdió toda su credibildad en el este asiatico. Incluso economistas conservadores como Jagdish Baghwati acusaron al fondo de ser una herramienta de Wall Street forzando la venta de activos bancarios asiaticos a los tiburones de Nueva York. El premio Nobel Joe Stiglitz lo tachó de vehículo de políticas de depresión.
Pero en las temperaturas nada estacionales de Washington en abril de 2012, el FMI ya no es lo que era. No solo por la presencia de su nueva directora gerente , Madame Chrisitine Lagarde, ex ministra de Sarkozy, que consiguió abandonar el barco gubernamental a tiempo.
Ni por la gran presencia de periodistas chinos en esta asamblea del fondo quienes , dicho sea de paso , han elogiado a Lagarde por lucir un vestido de diseño chino hecho de plumas de pavo real en un reciente viaje a Beijing aunque en Washington la directora gerente va con muletas tras una operacion de rodilla..
Pero, estas son frivolidades. Los cambios son mucho mas sustanciales. En esta crisis en la zona euro, el fondo esta desempeñando otro papel: instar a las autoridades en Europa a suavizar y alargar sus medidas de ajuste para evitar una combinación letal de austeridad fiscal y desendeudamiento bancario.
La ultra ortodoxia instalada en Berlín y Francfort quiere ver un proceso rápido de reducción de deudas en la zona euro, un short , sharp shock, que restaurará las virtudes de trabajo duro y del ahorro disciplinado al pueblo europeo tras años de vivir por encima de sus medios. Los sacrificios pronto darán paso a recuperación y redención, sostienen los neo luteranos del Bundesbank.
Pero el FMI ya ha visto el abismo y, aunque jamas se quiere reconocerlo abiertamente, su discurso ya no tiene nada que ver con la hiper ortodoxia del nucleo germano. Los economistas del fondo , encabezados por el frances Olivier Blanchard y por el valenciano Jose Viñals, temen que el desapalancamiento (reduccion de deuda) simultáneo, tanto público como bancario, conforme se intensifica la austeridad y el saneamiento de balances bancarios, puede desencadenar un proceso de deflación de endeudamiento -debt deflation-, según el término acuñado por Irving Fisher hace 80 años para describir la catástrofe de la Gran Depresión.
El fondo aplaude los dos programas de liquidez del Banco Central Europeo que evitaron la congelación del sistema financiero europeo a finales del año pasado cuando Mario Dragho se convirtió en Super Mario. Pero advierte que no ha parado un proceso de desapalancamiento bancario -el fortalecimiento de balances mediante las ventas de activos, y los aumentos de capital,- que supondrá un descenso del 1,7% de la oferta de crédito en el próximo año y medio, medio billón de euros menos de créditos a familias y empresas.
Es más, si las autoridades europeas no respaldan la recapitalización de los bancos y si no se elabora una hoja de ruta para crear un sistema pan europeo de supervisión y de seguro bancario, existe un grave peligro de un desapalancamiento demasiado acelerado que agravaría la recesión ya en marcha en la zona euro, restando 1,4 puntos porcentuales del crecimiento ya raquítico previsto el 2013.
De hecho , bajo Lagarde (al igual que su antecesor Domnique Strauss Kahn) el fondo recuerda a San Agustin y su famosa solicitud de “ser dotado de castidad pero ahora no”.
En la primera presentación del análisis de coyuntura el martes el fondo trató de enfriar el celo ortodoxo del núcleo germano de la zona euro, y convencerlo para que reduzca el ritmo de la consolidación fiscal por el impacto de ajustes simultáneos sobre la euroeconomía.
Ayer – en la presentación del informe semestral sobre estabilidad financiera- se hizo la misma advertencia respecto a los deseos de la banca de sanear sus cuentas. El desapalancamiento bancario es “sano y necesario”, explicó ayer el director del FMI José Viñals máximo responsable del informe.
Pero si avanza a un paso demasiado rápido, el impacto sobre la concesión de créditos y, por tanto, sobre la actividad económica, resultará tan devastador como una contracción fiscal simultanea.
“Es imprescindible seguir evitando unan reducción sincronizada de balances de gran escala ya que haría daño considerable a los preciso de activos, la oferta de crédito y la actividad económica en Europa”, advierte el fondo en su informe.
Si se sigue el ritmo actual de desapalancamento , el FMI calcula que los grades bancos europeos van a eliminar el 7% de sus activos (inversiones y créditos concedidos) antes de finales del 2013. Esto será otro lastre para la economía europea pero es asumible, sostiene el fondo. Pero si se produce otro periodo prolongado de tensiones financieras, los grandes bancos podrían deshacerse del 10% de sus activos en el próximo año y medio, advierte el FMI.
Esto supondría un descenso de los créditos que otorgan del 4,4% con un fuerte impacto sobre el crecimiento económico y, a su vez, sobre la deuda pública. Si se produce un fuerte y simultaneo desapalancamiento bancario a la vez que “se aprieta el cinturón (fiscal) en diversos sectores”, podría dar paso a la temida debt deflation, L cierto es que la crisis bancaria y la crisis de deuda pública -sobre todo en economías post burbuja como España e Irlanda- son dos caras dela misma moneda. Existe una “espiral de retroalimentación positiva” entre bancos y estados. Y si el desendeudamiento bancario o publico avanza demasiado rápido, el impacto sobre la economía será drástico.
De ahí, la insistencia del FMI en que la mejor forma de afrontar el problema de la deuda soberana, -además de la consolidación fiscal y las reformas estructúrales – advierte el fondo- , es utilizar los fondos “cortafuego” creados a lo largo de los últimos meses para recapitalizar la banca y en caso de necesidad tomar participaciones en los bancos en apuros.
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