¿Aún cree en el “Sueño Americano”?




Por Joel S. Hirschhorn *


Creer en el clásico sueño americano, de que trabajar arduamente le dará prosperidad, es como creer que comprar boletos de la lotería es una manera inteligente de llegar a ser rico.  Ambas son creencias ilusorias porque ambas son apuestas que decepcionarán a quienes crean en esta basura.  El Sueño Americano ha sido destruido por una revolución hecha por los de arriba.
Los norteamericanos han estado viendo auténticas revoluciones hechas por los de abajo en otros países, pero siguen sin entender una revolución de otro tipo hecha por las élites de los EE.UU.  y que ha estado en marcha por más de tres décadas. No han destruido el gobierno o la Constitución, simplemente ha comprado el control de ambos.  Nuestro gobierno no fue derrocado por una revolución sangrienta.  Fue comprado para ganar la guerra de clases contra el 99 por ciento.

Es la Revolución de la Rana, llamada así porque se refiere a la parábola de la rana en el agua que permanece allí dentro mientras que la temperatura se eleva, en última instancia hasta que hierve, matando a la rana.  El indicador clave de la Revolución de la Rana en los EE.UU. es una montaña de datos que demuestran el auge de la desigualdad económica, la pérdida de la movilidad económica ascendente, y la matanza de la clase media.  La vasta mayoría de los norteamericanos, el 99 por ciento de las ranas, sigue siendo ignorante de cómo están siendo destruidos por ése uno por ciento poderosamente rico e infame.
¿Ignorante? Sí. Si no veamos lo que reporta una encuesta de Pew, el 19 por ciento de los norteamericanos están de acuerdo con la declaración de que el “éxito en la vida está  determinado mayormente por las fuerzas fuera de nuestro control”, el número más alto de personas que creen esto desde 1994.  Sería un porcentaje mucho más alto sino hubiera una epidemia del pensamiento ilusorio.  Pero más sobre el punto, el 40 por ciento de los norteamericanos —también el número más alto desde 1994— estuvieron de acuerdo con la declaración de que el “trabajo arduo y la determinación no es garantía de éxito para la mayoría de la gente”.  Para la contra-revolución necesitamos que este número sea mucho más alto.
Ahora considere los nuevos datos sobre la realidad norteamericana reportados en un estudio del economista Emmanuel Sáez, de la Universidad de California.  En el 2010, a pesar de las heridas no curadas de la gran recesión, un sorprendente 93 por ciento de la renta adicional creada en el país en dicho año, comparado al 2009 —$288 mil millones—, fue al 1 por ciento superior de los contribuyentes, aquellos que ganan por lo menos $352.000 anuales. Es decir, cada una de estas familias recibió un aumento del 11.6 por ciento promedio en un solo año.  Sí, los ricos están siendo más ricos.
Los súper ricos
Pero hay más a esta historia deprimente. Cuando se habla del 1 por ciento se omite la verdad sobre los súper ricos.  En el 2010, el 37 por ciento de estas ganancias adicionales fueron solo al 0.01 por ciento más rico, una minúscula colección de cerca de 15.000 familias con ingresos promedios de $23.8 millones anuales. Ellos vieron subir sus ingresos en un 21.5 por ciento.  Mientras más rico es usted, más rico se vuelve.
¿Y qué hay sobre los norteamericanos ordinarios?  El 99 por ciento de abajo recibió un aumento microscópico de $80 en pagos por persona en el 2010, después de ajustar los ingresos a la inflación. El 1 por ciento superior, cuyos ingresos medios eran $1.019.089, vieron un aumento del 11.6 por ciento en su renta.  La mayoría de los norteamericanos no están compartiendo más la recuperación o el crecimiento económico.
Considere este hallazgo: David Madland y Nick Bunker del Centro para el Progreso Americano encontraron recientemente que en la época anterior a la Revolución de la Rana, en 1968, cuando el 28 por ciento de la mano obra estaba sindicalizada, el 53 por ciento de la renta de la nación fue a la clase media.  En el 2010, cuando solamente el 11.9 por ciento de los trabajadores de la nación estaban sindicalizados, la fracción ganada por la clase media había caído a 46.5 por ciento.  Y si los esfuerzos actuales para destruir a los sindicatos son exitosos, la extensa mayoría de los trabajadores no sindicalizados sufrirá más.
Y todavía hay más números sorprendentes: A través del tiempo, el 1 por ciento superior ha salido mejor parada de las recuperaciones económicas en las últimas dos décadas. En la era de la expansión de Clinton, el 45 por ciento de las ganancias totales de la renta fueron al 1 por ciento superior; en la recuperación de Bush, fue el 65 por ciento; ahora es el 93 por ciento.   ¿Cuánto impactos negativos más de la Revolución de la Rana deben de ocurrir para que una contra revolución nos devuelva a nuestro país?
Una gran mentira
Agregue a todo esto lo siguiente: La investigación de Julia Isaacs del Brookings Institute, como parte del Proyecto de la Movilidad Económica, ha demostrado que la movilidad entre generaciones en los Estados Unidos ha caído por debajo de los niveles en Alemania, Finlandia, Dinamarca y otras naciones democráticas socialistas del norte de Europa.  Es decir, el Sueño Americano realmente no es nada más que una gran mentira ilusoria, a la cual muchos norteamericanos todavía se aferran al mismo y a los políticos que aún se jactan de eso.  Esos políticos permitieron y permiten a las élites llevar a cabo la Revolución de la Rana de los arriba contra los abajo.
Y preste atención, el 99 por ciento de todas las aguas socioeconómicas todavía están siendo más  hervidas por el 1 por ciento rico que controla la plutocracia bipartidaria.  Los ciudadanos-rana ilusionados están mayormente ciegos de que están siendo hervidos.  Muchos todavía se aferran al mito que votan por un partido o el otro creyendo de que, de alguna manera, los políticos electos harán las cosas mejor. Están equivocados.  Ambos partidos han permitido y han sostenido la Revolución de la Rana de los arriba contra los abajo.  Lo qué necesitamos para la contra-revolución es encontrar una manera de volcar el sistema político del status quo.
Una gran oportunidad es utilizar lo que nos dieron los Fundadores en la Constitución: un Artículo V de la Convención de los Delegados Estatales con el poder de proponer reformas de enmiendas constitucionales.  Esto debe ser una prioridad para el Partido del Té y los movimientos Ocupa y de cualquier candidato que venga a través del proceso de nominación de Norteamericanos Electos en el Internet, que también debe apoyarse con la opción de la Convención.
El riesgo que hay sino hay una rebelión eficaz es mucho más que dólares.  Harold Meyerson lo dijo certeramente: “Si la creencia y la participación en la democracia es sostenida por la convicción de la gente de que la democracia produce buenos resultados económicos, entonces la concentración cada vez mayor de la riqueza y de la renta en los Estados Unidos es una amenaza a largo plazo a todo lo que profesamos y defendemos”.


 * Global Research : Texto original en inglés: http://globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=30182

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