La economía de EEUU tontea de nuevo peligrosamente con una posible recesión


Ya basta de Osama Bin Laden y de actos heroicos. No es por menospreciar, ni mucho menos, el logro político alcanzado por el presidente Barack Obama tras la muerte del líder de Al Qaeda pero es el momento de centrarse en lo que verdaderamente importa: la economía.
En estos momentos, el Capitolio vuelve a sus trincheras para debatir el espinoso asunto del límite de deuda federal, que podría tocar techo este mismo mes, e intentar controlar de alguna forma el déficit presupuestario de la Casa Blanca.
Sin embargo, pese a que estos hechos son de vital importancia, no dejan de ser amenazas a largo plazo, estamos hablando de cinco o diez años en el horizonte. En estos momentos, tanto los demócratas como los republicanos parecen haber dado la espalda a la realidad política que vive la sociedad norteamericana ya que, al fin y al cabo, estamos en campaña electoral y arrimarse a las cifras positivas es suficiente para muchos políticos del país.
Aún así, el panorama laboral de EEUU es desolador. El Departamento de Trabajo daba a conocer que la tasa de paro durante el pasado abril alcanzó el 9%, frente al 8,8 por ciento en marzo. Esta subida estaría justificada si se hubiera registrado un aumento de la fuerza laboral que, sin embargo, continuó estancada en los niveles de marzo. Además, este porcentaje no tiene en cuenta a las personas que trabajan media jornada y que preferirían tener empleos a tiempo completo.

Cifras de paro

Es cierto que el pasado mes se crearon 244.000 empleos pero dicha cifra sigue siendo una minucia. Según los expertos, EEUU tendría que generar 350.000 puestos de trabajo al mes de forma constante durante los próximos tres años, sólo para volver donde estábamos antes de la Gran Recesión desatada en 2008.
Tampoco debemos pasar por alto que el porcentaje de estadounidenses en edad de trabajar con empleo a día de hoy, alrededor de un 64,2%, sigue sin registrar mejora alguna. Este número es muy similar al registrado durante la pasada recesión y en estos momentos 13,7 millones de personas permanecen sin trabajo a este lado del Atlántico.
Si buceamos en la retahíla de datos que brindan las dos encuestas realizadas para ofrecer una radiografía certera de la situación, vemos como la participación laboral continúa inamovible en el 64,2%. Es decir, como comentábamos, la subida de dos décimas en la tasa de paro no corresponde a que más ciudadanos se animan a buscar trabajo. Precisamente, la tasa de desempleo real, que incluye a los individuos que trabajan a media jornada pero aspiran a una jornada completa, se disparó en abril hasta el 15,9%.

Problemas como en España

Este es uno de los indicadores que ponen de manifiesto que quizás EEUU podría haber desarrollado un problema muy familiar en los países de la Eurozona, como España: un fallo estructural en su mercado laboral que daña su competitividad. El país ya registró síntomas en este sentido mucho antes de la crisis, especialmente entre los hombres con poca preparación educativa y laboral.
Al fin y al cabo EEUU es el país del G-7 con el menor porcentaje de hombres jóvenes en el mercado laboral. Alrededor del 25 por ciento de los hombres entre 25 y 54 años sin título universitario, el 35% de los que abandonan sus estudios medios y el 70% de los afroamericanos que no acaban el instituto, no trabajan. Las consecuencias en este sentido son evidentes, un coste de 120.000 millones de dólares para el gobierno (el 1% del PIB) y un cambio social importante, es decir, menos matrimonios y un deterioro de los ingresos familiares.

Los salarios y la inflación

Por otro lado, los salarios de los empleados norteamericanos siguen sufriendo el azote de la inflación. El Departamento de Trabajo indicó que el sueldo de los ciudadanos ha crecido en lo que llevamos de año un 1,9% un momento en que los precios siguen subiendo. Las estimaciones del banco central de EEUU estiman que la inflación a este lado del Atlántico aumentará este año entre un 2,1 y un 2,8 por ciento para regresar a la normalidad en 2012.
De hecho, el precio de la gasolina en EEUU ha subido alrededor de un 35% en un año. Una familia que compra 300 galones (1.100 litros) cada mes tiene que pagar alrededor de 3.600 dólares más al año para conducir lo mismo que en 2010. Otro impacto de los precios del petróleo es su impacto psicológico. Hasta la fecha, el 60 por ciento de los estadounidenses desaprueba la forma en que Obama gestiona la economía del país mientras que tres de cada cuatro considera que el Congreso no ejerce una labor efectiva para solventar los problemas económicos.
En medio de este berenjenal, la mayoría de las estimaciones apuntan que a día de hoy 11 millones de préstamos hipotecarios valen más que las propiedades que suscriben. Así, los propietarios desesperados que no puedan pagar sus hipotecas lo tendrán mucho más difícil a la hora de vender sus propiedades, sobre todo si tienen que pagar un banco de la diferencia entre el valor del préstamo y valor de la vivienda al cierre la venta.
La puntilla la ponen el déficit y la deuda, en un momento en los que ya no hay margen para estimular con ayudas al ciudadano de a pie. El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió esta semana que hay "cada vez mayor urgencia" para que EEUU adopte "una estrategia creíble para estabilizar la deuda pública y luego reducirla". De acuerdo con las proyecciones presupuestarias de las autoridades estadounidenses, la deuda federal en poder del público aumentará de 62% del PIB en 2010 a alrededor del 90% en 2030.

FUENTE : El Economista.es

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