El paro se eterniza en EE UU



Por Sandro Pozzi

El vocabulario de Wall Street está lleno de términos para explicar cómo va la economía. Pero en el léxico que se maneja en el corazón del capitalismo faltaba uno: el paro estructural. Hasta que lo incluyó Ben Bernanke en un discurso. Y desde entones, el presidente de la Reserva Federal no oculta su preocupación por lo que teme puede convertirse en un problema para la competitividad de Estados Unidos.
Hasta ahora en Estados Unidos preferían hablar de "tasa natural de desempleo". Antes de la crisis, la Oficina Presupuestaria del Congreso la situaba en el 5%. Esa tasa habría subido al 7%, como señaló en una conferencia Dean Maki, economista jefe de Barclays Capital. Es decir, en el nuevo ciclo habrá más personas sin trabajo durante periodos largos que no tendrán la preparación necesaria para ocupar puestos en los sectores que generan más empleo.
El paro se situó en abril en el 9%, tras crear 244.000 empleos netos. Eso equivale a 13,7 millones de personas que se declaran sin trabajo, el 43,4% de ellos de larga duración. Pero en lo que se fijan los economistas es en la masa de personas "marginadas" del mercado laboral; 2,5 millones de individuos que buscaron empleo durante el último año sin éxito. Y ahí es donde arranca el debate.
La Fed no maneja un número preciso sobre lo que se podría considerar paro estructural. Pero sí admite que si la tasa actual de desempleo se mantiene mucho tiempo a estos niveles tan altos, "el empleo de larga duración empezará a convertirse en estructural conforme la mano de obra pierda habilidades y los vínculos con el mercado laboral". Bernanke, como insiste desde otoño pasado, tiene poco control o munición a mano cuando se trata de combatir el paro de larga duración porque, como él mismo explica, el fenómeno "está determinado principalmente por factores demográficos y estructurales". Una afirmación que sorprendió a muchos analistas, ya que podría estar admitiendo que es un muro infranqueable.
Lo cierto es que una tasa de paro a estos niveles tan altos refleja que se ha podido producir un cambio estructural en la economía de Estados Unidos durante la crisis. Esas barreras, según Bernanke, podrían tener forma de obstáculos a la movilidad de los trabajadores o una disfunción entre la formación de un potencial empleado y lo que busca la empresa para cubrir el puesto.
El Center for American Progress habla de que la Gran Recesión ha reforzado la "polarización" de las oportunidades de trabajo en Estados Unidos. Las posibilidades de empleo se concentran en este momento en puestos muy cualificados y bien remunerados o en aquellos que requieren poca formación y mal pagados. Todo esto a expensas de ocupaciones de cualificación media.
John Silvia, economista jefe de Wells Fargo, señala que los jóvenes están teniendo más dificultades a la hora de encontrar trabajo por un problema de experiencia. "El desempleo refleja realmente la educación y la experiencia de la gente afectada", explica. Y considera que la duración del paro está siendo mayor que en otras recesiones. "Es devastador", remacha.
El debate es intenso dentro y fuera de la Reserva Federal, a pesar de que lo oculten problemas más inmediatos, como la batalla contra el déficit o el impacto del coste del alza de la energía. Janet Yellen, presidenta de la Fed de San Francisco, considera que el paro seguirá a un nivel "dolorosamente" alto durante los próximos años. "Las perspectivas son decepcionantes", admite.
La última proyección del banco central estadounidense prevé que la tasa de paro rondará el 8,65% y que de ahí bajará al 7,75% el próximo año y al 7% en 2013. Muy por encima del 4,6% de media en 2006 y 2007. Y aunque supone un descenso continuado desde el 10,2% alcanzado hace año y medio, cuando 15,4 millones estaban en paro, se está lejos de la normalización.
La crisis se llevó por delante 8,5 millones de puestos de trabajo en tan solo dos años. Pero la débil recuperación económica por la que atraviesa Estados Unidos solo fue capaz de recuperar una sexta parte. Y como señala Sheila Bair, presidenta del Fondo de Garantía de Depósitos, hay casi dos millones de empleos menos en el sector privado que a final de 1999, hace 11 años.
El presidente de la Fed prefiere pensar que el grueso del alza del desempleo desde el inicio de la recesión es "cíclico" y lo atribuye a una contracción de la actividad económica. "Puede serlo en algunas zonas", matiza Silvia. Pero hay economistas, incluido el presidente de la Fed de Minneapolis, Narayana Kocherlakota, que se preguntan qué pasará cuando se retiren los estímulos.
Josh Bivens, del Economic Policy Institute, indica que la economía crece con "demasiada lentitud", a una tasa anualizada del 1,8% en el arranque de 2011, frente al 3,1% del trimestre precedente. Y al ritmo al que crece el empleo, "llevará siete años recuperar la tasa de paro previa a la recesión".
Hay un dato adicional que preocupa. La participación laboral está a su nivel más bajo en 27 años. Eso, como indica el EPI, significa que hay millones de personas de trabajadores que quedaron apartados del mercado laboral (o que nunca entraron) durante la crisis, y que estarían a la espera. Por eso no descarta que la proporción de personas desempleadas vuelva a crecer.
Esta caída en la fuerza laboral tiene lugar a pesar del crecimiento de la población. Atendiendo a cuestiones demográficas, la población en edad de trabajar debería haber crecido en 4,1 millones desde 2007. Sin embargo, la bolsa de trabajadores potenciales que no aparecen reflejados en el paro ronda los 4,4 millones. Si la mitad volviera, señala la EPI, el paro se acercaría al 11%.
Dean Maki cree, sin embargo, que la tendencia a la baja del paro no se verá interrumpida por el retorno de esta masa de trabajadores que están al margen. Su argumento es que se verá compensado por la salida del mercado laboral de los ocupados de la generación de baby boom conforme se jubilan. Sin embargo, advierte de que la caída del paro se estancará cuando se acerque al 7%.
Eso sucederá a lo largo de 2012. "Que nadie se lleve a equívoco", dice Maki. "No va a ser agradable". Por eso, añade Bivens, "es el momento de que los políticos pongan la lucha contra el paro en lo más alto de la agenda". En este sentido, ambos opinan que se necesitan medidas, como programas de reciclaje, para hacer frente a la polarización del mercado laboral.
Como señala el economista David Laibson, profesor en Harvard, el paro es una "pesadilla" financiera. Y con el nivel de déficit actual, próximo al 10%, cree que no es el momento para lanzar medidas a gran escala para hacer frente al desempleo estructural. Opina, como el resto, que hay programas menos costosos en el ámbito de la educación y la formación.

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