Sin signos de recuperación
Por Salvador González Briceño
Existe un galimatías con la economía estadounidense. Hay voceros que quisieran revelar esperanzas, pero no cuentan con las señales suficientes y no saben cómo hacerle; hay críticos más bien pesimistas, porque se percatan de las variables económicas que enmarcan su deficiencia. El chiste es que la recuperación no llega, y ese es un dilema para todos, comenzando por el presidente Barack Obama que va tras la reelección. Y en tanto no haya signos de desempeño suficientes —los indicadores son o muy pobres o más bien graves—, no se desbordarán las expectativas ni llegarán las inversiones a sectores clave como el inmobiliario.
Ni inversiones ni recuperación, sin políticas agresivas; con una estrategia económica desde el gobierno, que Obama hoy por hoy no tiene; con una visión heterodoxa suficientemente hábil para aplicar políticas en varias direcciones y no sólo apostarle a una. En tanto eso no suceda, la máquina no arrastrará a los vagones porque entre otras cosas tiene mucho peso o un buen desgaste; por eso los carros le generan problemas, en lugar de acoplarse a una velocidad. El caso es que los optimistas se fijan en las herramientas, y no en el modelo de motor. Entre estos están los propios funcionarios del gabinete económico de Obama.
El mercado inmobiliario sigue deprimido. De eso dio cuenta ayer el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner. Dijo que de nada sirve un programa para “modificar las hipotecas”, como se propone en el legislativo, si el sector inmobiliario sigue dando muestras de fragilidad. Y solicita a los republicanos “revisar el sistema de financiación para la adquisición de viviendas”, si es que apoyan al gobierno de Obama. Agregó Geithner: “La demanda por viviendas aún está muy débil para absorber el exceso de oferta en el mercado, particularmente con el alto nivel de desempleo”.
La trampa es que en tanto eso no se dé, no habrá la reactivación del crédito por parte del inversionista privado, como dijo el propio Geithner en otras palabras. Y el desempleo tampoco tiene signos positivos todavía, porque si bien ha disminuido en 0.8 puntos, todavía sigue en altas tasas del 9%. Se trata de los dos elementos en los que se ha fijado la recuperación económica. Luego entonces, ambos indicadores —mercado inmobiliario y desempleo— no ayudan todavía para pensar positivamente. Estos son los indicadores del método ortodoxo, del que no parecen ir más allá los estadounidenses todos para salir del bache.
Vienen los agregados, para los que no hay opciones; los vagones con problemas. Es decir, que sin una reforma fiscal que garantice certidumbre y sanidad en las finanzas públicas, la economía estadounidense podría entrar a un periodo de mayor volatilidad u otra etapa recesiva. Eso opina el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), reseñado ayer en la página electrónica del diario El Financiero. Porque el proyecto presupuestal de Obama de recortes al gasto y reducción del déficit es insuficiente. Y eso podría meter a EU en una crisis fiscal. Pues ahora, en tiempos de negociación en el Capitolio al que restan dos días: “Ni los republicanos ni los demócratas parecen preparados para iniciar un proceso de reformas [de fondo]. Esto dejó a EU vulnerable ante futuros riesgos”. Ocupados están, dice el IIF, más en “asegurar el financiamiento para el resto del año fiscal”, que en buscar opciones —como hemos dicho— heterodoxas.
¡Ay viene la inflación! Otro gran problema para EU. Ayer mismo Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal, advirtió ante el senado de su país, que la FED está lista para, de ser necesario, luchar contra la inflación. El problema es causado por el aumento de los precios internacionales de los productos básicos, en todo el mundo occidental. A lo que debe sumarse el incremento en los precios del barril de petróleo, gracias a las petroleras que están especulando con el energético aprovechándose del descontento popular de los pueblos árabes en Medio Oriente contra sus gobernantes.
Sin embargo Bernanke también reconoció, según el recuento de The Wall Street Journal, que el problema número uno es la deuda federal y el creciente déficit. Como ya se dijo, los controles propuestos por Obama se quedan cortos ante la magnitud del problema. El pasado 14 de febrero propuso que primero aumente el déficit en 1.64 billones de dólares durante 2011, para luego reducirlo en 1.10 billones en 2012. ¿Cómo? Pero sí prometió reducirlo en 1.1 billones de dólares durante los siguientes diez años, para llevarlo desde el 10.9% del PIB de ahora hasta el 3.2% en 2015. Promesas; aún con esa medida ortodoxa.
Ello se logrará con recortes en más de 200 programas federales, de lo que ahorrará 33.000 millones de dólares, tan sólo en el ejercicio de 2012 que comienza en octubre del presente año. Mientras tanto, en le FED, Bernanke le apuesta a la “recuperación de la confianza”, a la política monetaria de tasas cero y un esperado crecimiento mayor que en 2010 para este año, de entre 3.5 y 4%.
En otras palabras, un despegue de la economía de EU basada en expectativas, pero no en acciones como la profundización de las reforma financiera, con una supervisión más estricta de la actividad bancaria y de las bolsas que le apuestan a la ruleta en pro del dinero fácil. Luego entonces, una estrategia integral para un despegue también gradual pero sostenido; eso es lo que no tienen las autoridades estadounidenses, comenzando por Obama. Es lo que no aplican los operadores, tanto para revertir los daños de la reciente crisis como para salir del hoyo en que están ahora.
Lo único cierto es que, ante tamaños problemas estructurales, la economía estadounidense está en completo desequilibrio, y no tiene visos de salir pronto de la crisis. Al menos no con el guión ortodoxo bajo el que ha salido en otras ocasiones. El caso es que EU mantiene en su poder casi todas las llaves de los candados de las economías de la globalización occidental. Son los esquemas de la sujeción y el control; como las empresas trasnacionales, las inversiones, las deudas de los países, los ejes de la operación de los sistemas financieros, la aplicación del modelo neoliberal, etcétera. Grilletes nada fáciles de romper. Menos para economías como la mexicana, colgada completamente de la estadounidense. Y en tanto EU no sale, otros como México, se hunden.
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