El Futuro de Estados Unidos / 2012-2016 (III Parte)

  


Por GEAB N°60


El deterioro del tejido socio-económico y socio-político de Estados Unidos es un fenómeno que comenzó hace ya una cuarentena de años. En los GEABs precedentes, destacamos la importancia del quiebre, en torno a los años 1970, de la dinámica estadounidense: final de la conexión fija entre el Dólar y el oro, la derrota en la guerra de Vietnam, el « impeachment » del presidente Nixon, último período de las grandes invenciones/aventuras científicas estadounidense (conquista espacial, Internet), etc.
Un aspecto particular que nos parece de importancia estratégica y crucial para el próximo período: es el colapso del sistema educativo. Para simplificar, el LEAP/E2020 estima que el cambio durante los años 1970 a un sistema educativo basado en la evaluación de los estudiantes a través de las preguntas de opción múltiple (en inglés MQC o multiple choice questions), desde la primaria hasta la universidad, ha generado un debilitamiento absoluto y persistente en la formación de generaciones de estadounidenses hoy con una edad menor de 40 años. Mientras que ha acentuado un sistema educativo de dos niveles, ampliando cada vez más la brecha entre la elite social del país y la clase media, debido a los crecientes costos de acceso a una educación de calidad. Por último, la absoluta comercialización combinada con la educación a distancia o en el hogar, ha asestado un golpe fatal a cualquier requerimiento general de consistencia y calidad en el sistema educativo estadounidense.
Generalmente, sin ser responsables de la situación, en Estados Unidos los menores de cuarenta años están mucho menos educados y menos integrados socialmente que sus mayores. Esto tiene consecuencias, por supuesto, en sus «posibilidades laborales», en su capacidad para actuar en un mundo donde la globalización está en todas partes y requiere conocimientos variados (por ejemplo, idiomas, historia y geografía), en su capacidad para conectar con la realidad los planteos sobre la re-industrialización del país o en la necesidad de abordar los retos científicos y tecnológicos del país, incluso en sus capacidades militares. También genera una disminución en la calidad de la vida democrática y del discurso político porque los ciudadanos son menos capaces de distinguir entre la mentira y la verdad, entre la información y la manipulación, entre la competencia y la demagogia.

Las primarias republicanas para la elección presidencial de 2012 son materia de estudio, tal como lo indica Marc Pitzke en el Spiegel de 01/12/2011 con el título, a propósito de los candidatos en liza: «un club de mentirosos, demagogos e ignorantes». Es poco probable que de tal «club» podría haber salidos candidatos para una primaria de ambos partidos hace treinta o cuarenta años. La degradación de la estructura democrática y política del país va por buen camino, sobre todo porque esta «des-educación» generacional se inició en la década de 1970.
Este desarrollo, juntamente con el impacto desigual de la actual depresión que como toda crisis afecta con más intensamente a los más débiles, aumenta rápidamente la fragmentación identitaria de la población de Estados Unidos. La ilusión de que la elección de un presidente negro en Estados Unidos ayudaría a la integración de los afro-estadounidenses se disipó rápidamente. La crisis muestra, en cambio, que los negros y los latinos son los más afectados.
Si los afro-estadounidenses parecen iniciar un retorno a sus «territorios históricos» del sur del país (10), los latinos, continúan tomando el control de toda la parte Sudoeste. En esta zona, ahora se asiste a una verdadera guerra en la que los narcotraficantes son los vectores. A ambos lados de la frontera mexicana-estadounidense, el asesinato, la corrupción, el tráfico está creciendo reforzando los reflejos identitario de unos y otros; lo que presiona para la adopción de leyes cada vez más dura contra los inmigrantes ilegales.
Guerra por los trabajos
La disminución de la cantidad de empleos disponibles genera una verdadera guerra por los «trabajos» entre las diferentes comunidades. Si el tejido socio-político se degrada, es también a causa del colapso de la calidad de las infraestructuras del país: puentes, caminos, vías férreas, aeropuertos, diques, presas, centrales nucleares, oleoductos, se necesita más de 2000 millardos de USD para repararlos (sin nuevas inversiones). Todo el mundo sabe que ese presupuesto es imposible de conseguir de un congreso bloqueado y de un presupuesto ultra-deficitario. Esta situación tampoco es nueva y como siempre, el simple transcurrir del tiempo no lo arregla, todo lo contrario.
Desde 2006, el LEAP/E2020 viene poniendo de relieve la desastrosa situación de las infraestructuras y sus muy graves consecuencias a mediano plazo para la economía y el tejido social del país. Pasaron seis años, en 2016 serán diez años: el tiempo suficiente para que los puentes en mal estado se desmoronen y los oleoductos con fugas terminen explotando. La gente tiende a acostumbrarse al mal estado de las cosas, creyendo poco a poco que es su estado normal, hasta el día se rompen completamente. En materia de infraestructuras, consideramos que el período 2012-2016 se experimentará esa situación.
Tensiones inter-comunitarias, deterioro del lazo social, demagogia política, masiva « des-educación », ausencia de empleos, aumento rápido de la pobreza,… todo lo cual conduce a una evolución muy previsible que caracterizó las ventas de «Black Friday» de 2011: no sólo las imágenes mostraron al mundo entero un nivel aberrante de violencia para lo que se considera un día de saldos (muertos, tiros de arma de fuego, pugilatos, motines), sino, y sobre todo, este Black Friday 2011 fue notable porque uno de los productos que experimentó el mayor aumento de las ventas con relación a 2010 (+32%) fueron las armas de fuego.
200 millones de armas
¿Cuál es el significado de ese fenómeno en un país que ya tiene más de 200 millones de armas de fuego en circulación? Según el LEAP/E2020, es un signo más que la población estadounidense se prepara para lo peor, y que se prepara cada vez más. En materia de psicología colectiva, existen fenómenos que se realimentan. El miedo de que la crisis evolucione hacia la violencia se realimenta con los cortes presupuestarios en las fuerzas policiales y en el sentimiento que el aumento del número de pobres va a constituir una amenaza creciente para los pudientes.
Ya hemos discutidos el impacto social de la nueva serie de quiebras bancarias de 2012. Así, desde 2013, consideramos que este período de violencia no controlada estallará a causa del conjunto de situaciones presentadas en esta anticipación. Lo que a su vez será parte de los argumentos para buscar a un « salvador » capaz de restaurar la ley y el orden: un general-sheriff.
Para concluir, no examinaremos aquí la situación geopolítica de los Estados Unidos para este período. En el GEAB N° 59 ya hemos anticipado la retirada militar estadounidense de Europa continental para 2017 añadiendo varios análisis sobre la evolución de su presencia militar en el mundo. Recordamos que no anticipamos que Estados Unidos inicie un conflicto mayor en el período en cuestión, no tiene más los medios políticos, presupuestarios, diplomáticos y pronto tampoco militares para lanzarse a tal aventura. Así como no anticipamos una agresión directa contra Estados Unidos proveniente de un Estado, esta opción nos parece no pertinente para anticipar los acontecimientos del período 2012-2016.
Esto no impedirá «colisiones», a veces violentas, entre los Estados Unidos y países como Irán, China, Rusia,… aunque permanecerá de naturaleza infra-conflictiva (ataques informáticos, espionajes, sabotajes). La tentativa actual de la administración Obama de activar una mini Guerra fría con la China fracasará por dos razones: Tiene una intención electoralista, para dar la imagen de estadista a Obama, en vista de las elecciones del año próximo (21); Un país totalmente insolvente que « amenaza a su banquero » (además, un banquero bien armado) no puede ir mucho lejos.
El orden constitucional en peligro de desestabilización
Por último pero no menos importante, consideramos que durante el período 2013/2015 es posible que el orden constitucional de Estados Unidos se vea desestabilizado por los acontecimientos. Las tensiones internas, las presiones externas y el nivel de desconfianza e incluso de odio entre las diferentes comunidades (étnicas, sociales, religiosas) hará más difícil la marcha del proceso inventado, hace más de 200 años, por los Padres Fundadores. Juntamente con el Reino Unido y Francia, Estados Unidos está entre los países con el sistema político e institucional más antiguo en funcionamiento. Este hecho, lejos de ser un signo de vitalidad, en tiempos de gran transición histórica es más bien un obstáculo importante, al ser portador de obsolescencia.
Por otra parte, desde hace aproximadamente dos años está abierto el debate sobre su Constitución. Antes era antes un tema tabú: la Constitución, texto sagrado, no era cuestionable excepto que se sea «antiestadounidense». Hoy, ya sea para volver al espíritu de los fundadores o a la letra del texto, ambos considerados perdidos (particularmente es la tesis del TP), o al contrario para adaptarlo al siglo XXI (tesis más izquierdista, tendencia del OWS), el debate existe. Y en las conversaciones privadas, este tema, increíble hace solamente tres o cuatro años, ha adquirido derecho de ciudadanía.
A mediano y largo plazo, es una buena cosa permitir la evolución y la adaptación del país; pero a corto plazo, traduce el desconcierto creciente de la opinión pública y la fragilidad, que siempre es más peligrosa, de las élites del poder. Esta combinación es tradicionalmente propicia a replanteos del orden institucional, con ocasión de graves conmociones que afectan la psique colectiva. Y como ya lo anticipáramos, no son conmociones lo que van a faltar en los próximos cinco años; en un país insolvente e ingobernable.

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