EE.UU. enfrenta un reto propio de los mercados emergentes


Estados Unidos ha sobrevivido a una guerra civil, atentados terroristas, una depresión, múltiples recesiones, impugnaciones de presidentes, crisis financieras e inmobiliarias. En cada ocasión, sin embargo, las instituciones públicas, como el gobierno, funcionaron relativamente bien. Hoy, esas instituciones deben aprobar un nuevo examen.
La recesión y la crisis financiera recientes han mermado la confianza de los estadounidenses en los reguladores y las firmas financieras que supervisan. Más de dos años después de que comenzara la crisis, el Congreso de EE.UU. aún intenta reformar la regulación de Wall Street.
Además, los legisladores acaban de salir de una agotadora batalla sobre la reforma del sistema de salud que los dividió a ellos y al país. Luego de todo el debate sobre el alza en los costos de salud —uno de los principales motivos de los problemas fiscales de EE.UU.— los déficits gigantescos se divisan en el horizonte. "Impera la sensación de que el sistema político estadounidense realmente no logra tomar decisiones enérgicas sobre temas importantes", afirma Daron Acemoglu, un profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts que ha estudiado la relación entre las instituciones y la economía.
Acemoglu ha tenido mucha fe en las instituciones estadounidenses debido a su sólido historial de desempeño. Pero ahora, al igual que muchos estadounidenses, teme que el partidismo y los intereses entremezclados signifiquen que las instituciones de EE.UU. ya no funcionen tan bien como antes.
Según una encuesta de Gallup realizada en septiembre, 81% de los estadounidenses afirmaron que creían que el gobierno federal haría lo correcto sólo parte del tiempo o nunca, mientras que 19% indicó que confiaban en el gobierno la mayor parte del tiempo o siempre.
El Foro Económico Mundial ubica a EE.UU. en el segundo puesto entre las economías más competitivas detrás de Suiza, pero coloca a sus instituciones públicas en el puesto 34, detrás de las de Islandia y Arabia Saudita. Sus ránkings se basan en encuestas realizadas entre unos 13.000 ejecutivos de todo el mundo.
"Tenemos una capacidad de liderazgo débil, una alta polarización política, un extendido cinismo ciudadano, una cobertura de medios superficial y un entendimiento limitado de temas difíciles", escribe Darren West del centro de estudios de Washington Brookings Institution en un ensayo titulado "Política Rota".
Este es un tema con importantes repercusiones económicas.
Acemoglu y otros economistas han demostrado una relación clara entre el crecimiento económico y la salud de las instituciones públicas. Si el gobierno no puede resolver problemas como el déficit fiscal, si el público no confía en la información que recibe de los medios de comunicación, si los inversionistas temen perder su capital debido a lo que consideran como un cambio regulatorio arbitrario o sentencias injustas de la Justicia, entonces las contrataciones, la inversión y el gasto suelen verse perjudicados.
Acemoglu tomó la delantera para trazar esta conexión entre la economía y las instituciones.
Laura Alfaro, de la Escuela de Negocios de Harvard, estudió las relaciones entre instituciones e inversión directa extranjera. Según experiencias pasadas, calcula que las instituciones públicas estadounidenses de calidad relativamente alta experimentaran la situación aún muy poco probable de deteriorarse al nivel de, por ejemplo, Filipinas, cuyas instituciones figuran en la parte inferior del ránking mundial, EE.UU. atraería 55% menos de inversión directa extranjera.

Jon Hilsenrath
FUENTE : WALL STREET JOURNAL

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