EEUU contra Goldman Sachs


David Viniar, director financiero de Goldman Sachs, se mostró sorprendentemente incisivo ayer martes cuando se le preguntó cómo estaban reaccionando sus clientes ante las acusaciones de fraude según las cuales el banco de inversión habría engañado de forma intencionada a sus usuarios.

“En nuestra opinión, nuestros clientes seguirán apoyándonos mientras continuemos prestándoles un buen servicio”, aseguró Viniar. Los intentos de Goldman de convencer a su clientela de que nada ha cambiado, aun cuando la entidad ha intensificado su defensa frente a las acusaciones que se le imputan, hacen pensar que lo que Viniar considera un “servicio” es lo que los participantes del mercado describen como “jugar con ventaja”.
Los clientes de Goldman siempre han tenido una relación compleja con la entidad, basada en una mezcla de admiración por su formidable capacidad de obtener beneficios y el recelo por lo que consideraban una actuación desproporcionada en busca de sus propios intereses.
Aunque la acusación de la SEC se centre en complejos instrumentos financieros respaldados por hipotecas, al mismo tiempo responde a un principio bastante simple: que Goldman no informó a los clientes que invirtieron en obligaciones de deuda colaterales de que otro cliente del banco había inyectado deuda tóxica al producto esperando que su valor cayera en picado.
En este caso se han cumplido los recelos que los clientes tenían con respecto al banco: el uso de información privilegiada en su contra. Paradójicamente, es precisamente esa convicción la que fomenta la fidelidad de los usuarios con la firma más poderosa de Wall Street. “Goldman lo controla todo”, aseguraba el director de una firma de capital riesgo.
“Se adelantan a los movimientos de los mercados y saben mejor que nadie dónde posicionarse, pero, como empresa, intento darles la mínima información posible y doy por hecho que se beneficiarán de las operaciones que les encargue”. Otros ejecutivos que han sido víctimas directas de las prácticas de la entidad se muestran mucho menos comprensivos.
“No volveremos a contratar a Goldman”, aseguraba uno de los clientes que contrató a Goldman para gestionar una de las mayores operaciones que el banco ha realizado en los últimos años y que prefiere mantenerse en el anonimato.
“Han actuado buscando sus propios intereses. A Goldman sólo le interesa Goldman”, declaraba. Desde que se conociera la noticia el viernes pasado, el banco hace lo imposible para convencer a sus clientes de que sigue siendo una entidad digna de confianza. Con respecto a las acusaciones de la SEC, asegura que todo responde a una estrategia política y que carecen de fundamento jurídico.
Sus principales socios han enviado correos electrónicos a los clientes más importantes que, en algunos casos, incluyen propuestas de operaciones concretas. “Nuestra intención es defendernos enérgicamente frente a las acusaciones y proteger la reputación de la entidad”, escribía un socio en un mensaje enviado a un cliente. Esta amistosa ofensiva parece estar dando sus frutos con algunos de los principales clientes.
Howard Atkins, consejero delegado de Wells Fargo, declaró ayer que no dudaría en contratar a Goldman en el futuro. “Son un buen banco; no tenemos intención de cambiar de entidad”, puntualizó. No obstante, otros clientes manifestaron su preocupación ante lo que consideran una tendencia de Goldman a actuar buscando exclusivamente su propio beneficio. Con razón o sin ella, los ejecutivos bancarios temen que, si se distancian de Goldman, el banco tomará represalias.
Aunque el consejero delegado de una entidad europea opinara ayer que “Goldman cumple con todos los requisitos profesionales necesarios; es uno de los mejores bancos”, también reconoció que “sin embargo, este caso afectará sin duda a su reputación”.
Henny Sender, Megan Murphy y Patrick Jenkins 
FUENTE : Financial Times

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