El FMI reconoce que subestimó los multiplicadores fiscales


Por Marco Antonio Moreno
El Blog Salmon


En el informe que el FMI publicó la semana pasada se hace una declaración importante sobre la política fiscal relacionada con el tamaño del multiplicador del gasto público. En el capítulo 1 del World Economic Outlook (ver página 41), el FMI reconoce que subestimó el multiplicador fiscal y sus efectos en el corto plazo. Dado que esta declaración es relevante y toca un tema crucial que hemos abordado varias veces relacionado con los planes de austeridad, vale la pena recapituar brevemente qué es el multiplicador fiscal.
En términos simples, el multiplicador fiscal (o multiplicador keynesiano) es la relación entre un cambio en el gasto público y su impacto en el ingreso nacional. El llamado efecto multiplicador sostiene que por cada cambio en el gasto del gobierno hay un cambio correspondiente en el consumo y la producción nacional. Si el multiplicador es 1, un recorte del gasto público de 10 mil millones de euros generará una caída en el PIB de 10 mil millones de euros. Si el multiplicador es menor que 1, por ejemplo 0,5, la disminución del gasto público de 10 mil millones de euros sólo tendría un impacto en el PIB de 5 mil millones de euros. Además, con el llamado efecto crowding-out, o efecto desplazamiento, la reducción del gasto público en consumo e inversión alentaría la expansión del consumo y la inversión privada compensando con creces la reducción del gasto público. Pero ¿qué ocurre si el multiplicador es mayor que 1?







El gran mérito del último informe WEO del FMI es reconocer que durante las últimas tres décadas subestimó en forma constante los multiplicadores fiscales. Y lo demuestra con un seguimiento a 28 economías desde el estallido de la crisis estableciendo que el multiplicador está en un rango de 0,9 y 1,7. Es decir que el impacto de un recorte de 10 mil millones de euros puede arrojar una caída directa en el PIB de 17 mil millones de euros. Ya habíamos anticipado que la austeridad y los recortes nos llevaban a un colapso en gran escala. Dice el informe:
De acuerdo a estos supuestos, los análisis realizados por el FMI durante las últimas tres décadas sugerían que, en promedio, los multiplicadores fiscales estaban en torno al 0,5 en las economías avanzadas… Nuestras investigaciones recientes indican que los multiplicadores han estado realmente en el rango de 0,9 y 1,7 desde la Gran Recesión. Este hallazgo es consistente con las investigaciones que sugieren que en el actual entorno de debilidad económica sustancial, y con una política monetaria restringida por estar en su límite inferior, los multiplicadores fiscales están muy por encima de 1.
Es decir que el Fondo Monetario Internacional pensaba que el multiplicador fiscal era de 0,5! De ahí que impusiera a rajatabla las políticas de austeridad que ahora tienen a todo el mundo cuesta abajo (ver gráficas de España y Grecia). Esto demuestra también, en las propias palabras del FMI, que durante tres décadas no hubo ni un solo keynesiano en esa institución, dado que siempre subestimó las políticas keynesianas.

Un giro en 180 grados

Es por esta razón que el último informe del FMI marca un giro de 180 grados con las políticas que pregonó hasta septiembre. De ahí que ahora estime la necesidad de dar “más tiempo” a las economías endeudadas para cumplir las metas de consolidación fiscal.
Un multiplicador de 0,5 se basa en el supuesto de que la política monetaria tiene margen de maniobra, y que la tasa de interés tiene espacio para caer. Pero con una tasa de interés cercana a cero el margen de maniobra no existe. Y tampoco existe la opción, para los países del euro, de una depreciación monetaria y un aumento de las exportaciones por la vía de la devaluación competitiva. Sólo existe la opción, confirmada en el WEO de octubre, de las políticas fiscales. Los planes de austeridad solo amplifican la caída y es lo que ya comienza a sufrir Alemania, la gran locomotora europea.
Esto es porque la economía se encuentra atrapada en un profundo desapalancamiento privado que, unido al desapalancamiento público por la vía de los recortes, la ha llevado de regreso a la recesión. No es extraño entonces que el FMI enfatice esta vez que la crisis es más grave que lo que estimó hace tres meses, cuando aún daba cifras optimistas. Cuando se subestiman las profundas grietas que ha dejado en el Titanic de la economía global el choque con el iceberg de la burbuja financiera, es hora de avisar que el barco se hunde. Pero ya, queridos lectores, saben muy bien quienes se quedaron con los botes salvavidas.

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