¿Se detiene la locomotora económica europea?




Los terremotos económicos que en los últimos meses han sacudido a varios países de la Unión Europea, acaba también de hacer su entrada en Alemania cuya canciller, Angela Merkel, anunció drásticas medidas de austeridad para los próximos años que se elevarán a más de 80 000 millones de euros con el fin de evitar una crisis financiera interna.

Catalogado por los expertos como el plan de ahorro más drástico del país desde la Segunda Guerra Mundial, los recortes se realizarán en forma escalonada con 11 100 millones en 2011; 17 000 millones den 2012; 25 700 millones de 2013 y 32 400 millones en 2014.

Durante el congreso de la Iglesia Ecuménica en la capital bávara, días antes del anuncio oficial sobre los recortes, la canciller había reconocido que el país “ha vivido por décadas por encima de sus posibilidades”.

Su débil crecimiento en el último lustro, en comparación con el empuje de China, ha motivado que el país asiático pasara a ser la tercera potencia económica mundial con un Producto Interno Bruto de 4 757 743 millones de dólares, y Alemania pasara al cuarto puesto con un PIB de 3 235 463 millones de dólares en 2009.

En conferencia de prensa tras dos jornadas de reuniones extraordinarias del Consejo de Ministros, Merkel, confirmó recortes en obras de infraestructura y construcción, la reducción de la plantilla de funcionarios de la administración central en 15 000 trabajadores, la creación de un impuesto sobre las ganancias de los operadores de plantas de energía nuclear y otro al carburante utilizado por las líneas aéreas internas.

Asimismo, se analizará un nuevo impuesto a las operaciones bancarias con el que se recaudaría 2 000 millones de euros a partir de 2012, mientras el Ministerio de Defensa estudiará la reducción de 40 000 efectivos de las fuerzas Armadas.

Con estas contracciones, el gobierno pretende rebajar el déficit fiscal al 3 % establecido por la Unión Europea, el cual se estima que este año supere el 5 % del PIB debido a la implementación anterior de políticas de estímulo. En 2009 el déficit fue de 3,3, el más bajo de la zona euro. Berlín quiere ofrecer un ejemplo como cabeza de Europa para que los demás integrantes de la UE y sobre todo de la zona euro sigan sus pasos como forma de fortalecer la presencia del viejo continente en la arena económica internacional.

En ese sentido, la canciller argumentó que “los últimos meses han demostrado, con los casos de Grecia y de otros países de la zona euro, lo importante que es tener finanzas sólidas”.

En cuanto se supieron los pormenores de las medidas propuestas, miles de alemanes salieron a las calles para protestar contra el plan, mientras Merkel llamaba al gobierno de coalición de centroderecha a respaldar el paquete y explicarlas a sus electores.

La coalición gubernamental, integrada por la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de la canciller, el Partido Demócrata Liberal (FDP) y la Unión Social Cristiana de Bavaria (CSU) han sufrido algunos reveses en los últimos tiempos, sobre todo al perder el pasado mes la mayoría en el Bundesrat (Cámara Alta), tras una elección parlamentaria regional.

Además, en las dos últimas semanas han surgido serias diferencias entre los políticos de los tres partidos que los han llevado a intercambiar insultos entre sí.

En coincidencia con las manifestaciones en Berlín y Stuttgart contra el ajuste presupuestario, el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, Frank-Walter Steinmeier, llamó a convocar elecciones anticipadas ante los múltiples disensos en la coalición.

Por si todo fuera poco, varios políticos de la propia Unión Cristiano Demócrata dijeron que compartían la opinión opositora de que las medidas de austeridad estaban dejando caer la mayor parte de la carga social en los hombros de los más débiles y llamaron a aumentar los impuestos a los más ricos, algo que Merkel rechazó.

El panorama europeo no se presenta halagüeño para Alemania, principal economía en la región, pues tras la violenta crisis surgida en Grecia y los grandes salvatajes financieros que se le han entregado, otras naciones han tenido que recurrir a medidas de austeridad para reducir déficit fiscales y deudas.

En esos casos ya se encuentran España, Portugal, Gran Bretaña, Irlanda, Bulgaria, Hungría y Rumania.

En un mundo en crisis económica, que se inició hace dos años por Estados Unidos y se extendió como pólvora por todo el mundo, le resultará más difícil a Alemania colocar sus numerosos productos en el mercado internacional, base fundamental de su desarrollo económico.

Sin embargo, la baja del euro en relación con el dólar le permitirá que sus mercancías puedan tener mayor competitividad en los mercados, lo cual es un pequeño aliciente en momentos de angustias.

Lo cierto es que la crisis revolotea con gran fuerza por el viejo continente y los vientos de tormentas pueden detener a la locomotora germana.

AUTOR : Hedelberto López Blanch
FUENTE : LA JORNADA

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