Los vencimientos de deuda no quitan el sueño
La situación que atraviesan los mercados mayoristas de financiación es casi tan crítica como la que se vivió durante los meses posteriores a la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers, en septiembre de 2008.
En esta ocasión, la causa no es la caída de ningún gigante financiero sino la creciente desconfianza de los inversores sobre la deuda soberana europea de los países periféricos, entre los que se encuentra España. Esto explica por qué las empresas y las entidades financieras en Europa sólo hacen emisiones a trompicones; y por qué en España no se ha ejecutado ninguna operación desde que la Caixa colocó 1.000 millones en cédulas el pasado 20 de abril.
El escenario es complicado porque se acumulan grandes volúmenes de vencimientos tanto en el sector público como privado. En el mercado se pone en entredicho la capacidad de refinanciación de los más de 60.000 millones de deuda a medio y largo plazo que vencen este año en el sector financiero español, según los datos facilitados por una firma de análisis a EXPANSIÓN. Y el hecho de que el Tesoro tenga que hacer frente a compromisos por importe de 65.219 millones de euros no sólo meterá presión a los precios sino que podría dar lugar al temido crowding out o efecto expulsión del sector privado del mercado.
Sin embargo, hay varias razones por las que los próximos compromisos financieros que abordarán tanto la banca española como el Estado no quitan, por ahora, el sueño ni a los tesoreros ni al Gobierno. En primer lugar, bancos y cajas han hecho parte de los deberes adelantándose a la actual crisis de la deuda soberana, con emisiones en la primera parte del año por importe de 26.311 millones de euros entre cédulas, deuda senior o bonos con aval público del Estado, tanto públicas como privadas.
Cuestión de tamaño
Santander y BBVA se encuentran entre las firmas más activas porque, debido a su tamaño, son también las entidades que más vencimientos afrontan este año –21.348 y 6.832 millones de euros, respectivamente–. Entre los dos bancos tienen más vencimientos que el resto de bancos y cajas españolas juntos, pero también suman entre los dos el 44% de los activos totales del sector: 1,64 billones de euros frente a 3,74 billones de euros.
De hecho, los expertos descartan que se produzcan tensiones de liquidez porque el Banco Central Europeo (BCE) ha demostrado que está dispuesto a facilitar a la banca los fondos necesarios. Recientemente, la autoridad monetaria ha dado marcha atrás a su estrategia de retirada de las medidas de apoyo previstas para la crisis.
El jueves pasado anunció tres nuevas subastas a tres meses por importe ilimitado y a un tipo fijo del 1%, ante las dificultades que presenta el mercado interbancario. En este sentido, hay que recordar que los bancos españoles ni siquiera encuentran contrapartida extranjera para lograr préstamos–. Jüergen Michels, economista de Citi, cree que es posible que el BCE celebre alguna otra subasta a un plazo de seis meses con las mismas características para evitar la subida de tipos en el mercado monetario.
De ahí que se prevea un fuerte aumento del recurso de la banca española a las inyecciones de la institución monetaria. Las últimas cifras ya muestran esta tendencia. Bancos y cajas se quedaron en mayo un 16,5% (85.000 millones de euros) del total inyectando por el banco central en el eurosistema, cuando hace un año la cifra era del 10%.
Por otro lado, según apunta José Manuel Amor, socio de AFI el “gap” minorista positivo está aumentando, debido a que crecen los depósitos –Santander anunció la semana pasada que había captado 30.000 millones con su depósito al 4%– y se frena la dotación de créditos.
Sin embargo, no todo el monte es orégano. La mayor dependencia de la financiación a corto plazo aumenta los riesgos de refinanciación, si en algún momento el BCE retirara la barra libre de liquidez. En último extremo, las dificultades para captar fondos podrían retrasar aún más la tan necesaria reactivación del crédito al sector privado que dé un impulso a la economía.
El sector público
Que aumenten o disminuyan las dificultades para que el sector privado capte financiación depende, en buena parte, del Tesoro. El elevado déficit y la necesidad de unas reformas que han tardado en llegar han provocado un aumento de la rentabilidad que debe ofrecer el Gobierno en las subastas para conseguir que los inversores compren la deuda. En estos momentos, el Tesoro está pagando por sus bonos, con los tipos de interés oficiales al 1%, lo mismo que cuando estaban al 3,5%. En este contexto, afronta vencimientos por importe de 65.219 millones en lo que resta del año, concentrándose el mayor volumen en julio, de 24.663 millones entre letras y bonos. Sin embargo, tal y como explica Amor “cuando una nueva operación de apelación al mercado coincide con grandes vencimientos, salvo que los inversores decidan no renovar las posiciones para mantener el peso de dicho activo en cartera, las probabilidades de que la subasta vaya mal son inferiores a cuando se emite en momentos sin apenas vencimientos (ha de pedirse dinero nuevo)”.
Hoy celebra otra subasta de letras, en la que prevé captar entre 5.000 y 6.000 millones, y el jueves otra de bonos a 10 y 30 años, en la que espera colocar entre 2.500 y 3.500 millones. A su vez, hay que tener en cuenta que el Tesoro también tiene un colchón de liquidez importante. En su cuenta del Banco de España deposita un sobrante de dinero que, según fuentes financieras, superaba los 15.000 millones a comienzos de junio.
A tener en cuenta
1. Este año vencen 60.000 millones de bonos del sector financiero. Los expertos descartan tensiones de liquidez porque las entidades han hecho sus deberes y además tienen el apoyo del BCE.
2. La actividad del Tesoro Público en los mercados de capitales es frenética. Espera colocar esta semana un total de entre 7.500 y 9.500 millones entre letras a 12 y 18 meses y bonos a entre 10 y 30 años.
AUTOR : Grupo Editorial
FUENTE : EXPANSION.ES
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