Macroeconomía y teoría monetaria

  




Por Alejandro Nadal
LA JORNADA



Hemos recibido muchas solicitudes de explicaciones más detalladas sobre el tema de las operaciones de los bancos. Esta expresión de interés es buena: un pensamiento político de oposición al neoliberalismo no podrá ofrecer alternativas sin una comprensión cabal del funcionamiento de una economía monetaria en el capitalismo contemporáneo.
La teoría económica convencional sostiene que los bancos desempeñan una simple función de intermediación. Reciben depósitos de los ahorradores y les pagan una tasa de interés. Prestan esos mismos recursos a los agentes que quieren invertir en una empresa productiva o adelantar una decisión de consumo. Del diferencial de tasas de interés provienen las ganancias de los bancos. Según esta narrativa, para evitar abusos las autoridades monetarias imponen requisitos a los bancos, como el mantenimiento de reservas prudenciales e índices de capitalización elevados.
Según la macroeconomía estándar el banco central emite billetes y monedas: es la base monetaria o ‘dinero de alto poder’. ¿Cómo se explica que la base monetaria sea un porcentaje muy pequeño (normalmente no mayor a 7 por ciento) de la oferta monetaria total? Se dice que la oferta monetaria total es un múltiplo de la base monetaria porque los bancos prestan una parte de los depósitos recibidos, guardando como reserva una parte de los depósitos. Y normalmente los préstamos otorgados por un banco son depositados en otros bancos que, a su vez, proceden a realizar nuevos préstamos manteniendo una parte de los depósitos en reserva. En esta serie de operaciones actúa un multiplicador de la suma inicialmente depositada (en términos técnicos, el multiplicador monetario es el inverso de la razón entre la base monetaria y la oferta monetaria total). Por eso la base monetaria es una muy pequeña parte de la oferta monetaria total.
Todo lo anterior es un cuento de hadas que poco tiene que ver con la realidad. Afortunadamente hoy contamos con una radiografía nítida de lo que realmente acontece en el sistema bancario.
Lo primero que hay que tomar en cuenta es que los bancos no necesitan depósitos para realizar préstamos. La causalidad está invertida: cuando el banco otorga un crédito, establece un saldo positivo en la cuenta del prestatario tal y como si éste hubiese realizado un depósito por el monto del crédito. Por eso los autores post-Keynesianos señalan que los préstamos hacen los depósitos.
Al crecer el sistema bancario, los títulos emitidos por los bancos comerciales privados ganaron aceptación como medios de pago. Hoy la mayor parte de las transacciones en una economía capitalista se realiza a través de cheques y saldos electrónicos en las cuentas de los bancos privados. Así, los retiros y depósitos constituyen un flujo constante de operaciones interbancarias y por ello, la posición de liquidez de un banco no depende de los ahorros recibidos en su actividad de captación bancaria. Los retiros de sus clientes son compensados con pagos de los clientes de otros bancos. Las operaciones de los bancos no están constreñidas por los depósitos.
Para decirlo de otro modo, un préstamo comienza su vida presentándose como un depósito a los ojos del prestatario. Decir que los bancos ofrecen préstamos es sinónimo de decir que los bancos ofrecen depósitos. Y cuando los documentos que respaldan esos depósitos son aceptados en todas las transacciones monetarias, los bancos están efectivamente creando dinero.
¿Por qué no crece el dinero así creado hasta el infinito? Porque el dinero creado por un banco al otorgar un crédito se extingue cuando el crédito es pagado. Así funciona el circuito monetario. El dinero que crean los bancos es una promesa de pago aceptada como dinero para todo tipo de transacciones. Pero los que reciben un crédito están obligados a repagar y por ello deben operar en la economía no bancaria (el sector real) para reunir los medios de pago necesarios (dinero base o títulos bancarios aceptables por el banco que le otorgó el crédito).
¿Cuál es el papel del banco central? El banco central tiene como prioridad mantener la liquidez del sistema bancario y guardar la estabilidad financiera. Por eso se adapta a la demanda de reservas que le hace el sistema bancario. Así, las variaciones en la base monetaria no son lo que determina la oferta monetaria. Al contrario, las variaciones en la oferta monetaria imponen cambios en la base monetaria. Los bancos centrales no controlan la oferta monetaria.
Esto quiere decir que los cambios en la oferta monetaria no están determinados de manera exógena por las operaciones del banco central (a través de sus operaciones de mercado abierto). No importa que tan estrictas sean las reglas sobre reservas, los bancos privados otorgarán todos los préstamos que necesite la economía siempre y cuando encuentren un proyecto rentable con garantías adecuadas. Después pedirán reservas al banco central y éste organismo no podrá negárselas.
De este análisis cuyos orígenes se encuentran en la obra de Keynes y muchos otros economistas se desprenden serias implicaciones políticas.

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