La comisión antidéficit presenta su propuesta para poner el presupuesto a raya en EE UU

El momento de la verdad. El título del informe elaborado por la comisión bipartidista creada por la Casa Blanca para lidiar con los problemas presupuestarios lo dice todo. Pero a la hora de plantear recomendaciones, hay una clara división entre demócratas y republicanos, lo que obligó a que se colgara su contenido en Internet sin ni siquiera haber sido votado por sus 18 miembros.
El plan Bowles-Simpson, tomado de los apellidos de sus co-presidentes, busca reducir el déficit en cuatro billones de dólares en una década. Para ello propone tocar todas la áreas del presupuesto, incluido recortes en el gasto en defensa, reformar el régimen fiscal para reducir el despilfarro, subir impuestos para recaudar 80.000 millones de dólares más para 2015 y elevar la edad de jubilación.
El demócrata Erskine Bowles reitera que es necesaria una "conversación adulta" sobre los peligros asociados al elevado endeudamiento actual. Y admite que se deberán adoptar después decisiones que serán difíciles y requerirán sacrificios para contener un gasto que está fuera de control. "La era de negar el déficit se acabó en Washington", ha reiterado.
La propuesta será votada el próximo viernes. Durante la presentación, los miembros de la comisión han insistido en que, aunque no es perfecto, el informe marca la dirección que deben seguir futuras decisiones en este ámbito. En la actualidad, EE UU toma prestado 40 centavos por cada dólar que gasta. Por eso sus miembros enfatizan que el momento es crítico, y giran la mirada hacia Europa.
División que también está impidiendo a la Casa Blanca tomar una decisión antes de final de año sobre el futuro de los recortes fiscales aprobados por George Bush para la clase media y las rentas más altas. La Administración de Barack Obama y los demócratas quieren extender los primeros de forma indefinida y dejar morir las ayudas a los que ganan más de 250.000 dólares al año.
Obama, sin embargo, podría verse obligado a congelarlos durante unos seis meses más para poder dar más margen a la negociación. Esta extensión temporal forzada, sin embargo, puede prolongar aún más la incertidumbre entre las pequeñas empresas a la hora de lanzarse en nuevos proyectos y retrasar la contratación, según argumentas los republicanos.
El presupuesto federal no es el único con el agua al cuello. Los Estados también están metidos en un agujero colectivo que se elevará a los 41.000 millones en el ejercicio fiscal 2012, según la National Governors Association. Y esto a pesar de los recortes en el gasto que se están acometiendo desde el pasado año, de que se hayan elevado impuestos y de las ayudas federales.

FUENTE : EL PAIS


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