El proyecto de regulación financiera no ofrece garantías para prevenir nuevas crisis




Casi dos años después del surgimiento de la crisis financiera que llevó a la economía estadounidense a su peor recesión en más de siete décadas, el Congreso de Estados Unidos aprobó finalmente este jueves la revisión de la regulación financiera.

Aunque el maratón legislativo se ha terminado, los líderes políticos, la prensa y los académicos reconocen que aún es defectuoso y no ofrece garantías para evitar otra crisis.

Legislación de compromiso

Cuando el Senado apruebe el proyecto de revisión dos semanas después del voto afirmativo de la Cámara de Representantes, el documento será enviado al despacho del presidente Barack Obama para que lo firme.

"Estoy a punto de firmar la reforma regulatoria de Wall Street para proteger a los consumidores y sentar las bases de un sistema financiero más fuerte y seguro, un sistema financiero que se caracterice por la innovación, la creatividad, la competitividad y que sea mucho menos propenso al pánico y al colapso", indicó Obama.

Descrita como "una reforma con dientes" por el secretario del Tesoro Tim Geithner, el proyecto de ley supone un compromiso de intereses en conflicto.

Este proyecto de ley, de 2.300 páginas, es el intento más ambicioso en décadas para reformar las regulaciones financieras de Estados Unidos. Su propósito es limitar las peligrosas acciones de Wall Street, a las que se les responsabiliza de la crisis global de 2008, así como resolver los riesgos sistémicos de la problemática creencia de ser "demasiado grande para sucumbir" que ha predominado entre las empresas financieras, y crear una agencia de protección del consumidor.

También otorga mayor autoridad a los reguladores para llevar a cabo un estricto control de los bancos, limitar la toma de riesgos por parte de las empresas financieras y supervisar el comercio que anteriormente no estaba regulado.

Con objeto de hacer subir a algunos legisladores republicanos al tren de la reforma, la versión final del proyecto ha suprimido varias disposiciones propuestas por la administración Obama en junio de 2009.

Sin vencedor absoluto

Son muchos los que ven la reforma como una batalla entre los grandes bancos y el gran gobierno. Wall Street parece estar entre los perdedores, pero la administración tampoco puede considerarse un ganador absoluto.

El proyecto de ley, llamado así en honor del presidente del Comité de Banca del Senado Christopher Dodd y del presidente del Comité de Servicios Financiaros de la Cámara de Representantes Barney Frank, se está tratando de vender como otra victoria política de la administración Obama, tras la histórica reforma del sistema sanitario que entró en vigor en marzo.

Algunos demócratas han elogiado el proyecto como una victoria histórica sobre la temeraria Wall Street.

"Cuando ocurrió este terremoto, no había suficiente supervisión, transparencia ni responsabilidad para protegernos de la caída", dijo el líder del grupo mayoritario en el Senado, Harry Reid. "Esta ley fortalecerá todo eso".

Obama, por su parte, anunció que no habrá más rescates fiscales de las grandes instituciones financieras.

Los republicanos, sin embargo, han lamentado que el proyecto de ley sea una reacción federal tremendamente exagerada y un "asesino de puestos de trabajo" porque puede trasladar hacia el exterior los empleos del sector financiero.

El senador republicano Richard Shelby, que ha trabajado con los demócratas en la reforma financiera, calificó el proyecto de "monstruo legislativo". Otros simplemente lo han rechazado como una "mala ley".

Los críticos señalan que el momento elegido por la administración para desarrollar esta ley no es el adecuado, pues ahora lo más importante es la creación de empleo. Por tanto, preocupa que la reforma pueda perjudicar el mercado de trabajo y ralentizar el crecimiento económico.

Según un reciente sondeo elaborado por The Washington Post y ABC News, los índices de aprobación de Obama han alcanzado mínimos históricos.

Incertidumbres pendientes

En un editorial publicado el miércoles, The Wall Street Journal comentó que el proyecto de ley es un triunfo de los reguladores, pero deja incertidumbres para el futuro.

El proyecto no ofrece remedios rápidos, indicó el diario. En su lugar, presenta recomendaciones para los reguladores a la hora de actuar. En muchos casos, el impacto real no se sentirá durante años.

Even Dodd, patrocinador jefe del proyecto, reconoció que la ciudadanía debe ser persuadida para que crea que esta ley se ha desarrollado en su beneficio.

"Hemos llevado a cabo un trabajo de márketing para explicar exactamente lo que hemos hecho, para salir y hablar sobre ello, no sólo en un contexto político, sino también sobre las razones que explican que sea valioso", señaló.

En una carta abierta publicada el miércoles, la Cámara de Comercio de Estados Unidos, la influyente organización empresarial y el mayor organismo de presión en el sector financiero, afirmó que "las incertidumbres son enemigas del crecimiento, la inversión y la creación de empleo".

Criticó al Congreso y al Gobierno estadounidense por haber inyectado "una gran incertidumbre en la toma de decisiones económicas y en la planificación empresarial".

Muchos economistas dudan de si esta ley podrá prevenir nuevas crisis.

"No evitará futuras crisis, de ningún modo", le aseguró a Xinhua Raghuram Rajan, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) dedicado a la docencia en la Universidad de Chicago. Repetir un error es algo "humano", añadió.

Dodd reconoció el problema. "No es una ley perfecta, seré el primero en admitirlo", manifestó.

"Tendremos que esperar a la próxima crisis económica, porque con toda seguridad llegará, para determinar si las disposiciones de esta ley ofrecen o no a esta generación y a la próxima generación de reguladores las herramientas necesarias para minimizar los efectos de esa crisis".

AUTOR : Comite Editorial
FUENTE : ARGENPRESS

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