Emprendimiento: la nueva importación latinoamericana


Walter Esquivel ha aterrizado, en 2009, en siete distintos aeropuertos latinoamericanos. Y lo más probable es que lo haga, al menos, siete veces más antes de que termine el año. Periódicamente debe salir de Boston, Estados Unidos, donde reside, para viajar a un país de la región, una latitud en la que permanecerá tres o cuatro días, cumplirá con una apretada agenda y luego retornará a casa.

Esquivel no es un artista que realiza presentaciones en el cono sur. Esquivel no es un multimillonario que se dedica a gastar su abultada jubilación en los parajes vírgenes del fin del mundo. O un libidinoso hombre maduro en busca de una generosa compañera latina. Sus constantes aterrizajes y despegues de Arturo Merino Benítez, Ezeiza, Guarulhos, El Dorado o Benito Juárez, se deben a su labor como director del instituto de negocios para América Latina de Babson College, una de las universidades estadounidenses que decidió trasladar sus aulas para dictar programas que enseñan a las compañías regionales a emprender.

Los viajes de Esquivel no responden a un arrogante mirada sobre Latinoamérica. Surgen de un diagnóstico académico que nadie pone en duda: mientras en los países desarrollados el emprendimiento corporativo es un concepto arraigado en las empresas, en América Latina es un valor incipiente. Conclusión que para el experto es suficiente para traer a Babson College a Latinoamérica, y enseñar el emprendimiento en los países en desarrollo.

El emprendimiento corporativo existe desde hace 20 años y apunta al desarrollo de nuevas ideas al interior de las compañías. Para ser competitivas, las organizaciones actuales deben desarrollar nuevos negocios, produciendo una cultura de innovación que las ayude a alcanzar las metas trazadas, y crear valores distintos a los existentes. El emprendimiento permite además estimular, canalizar y capitalizar las energías y el espíritu emprendedor de los empleados, para generar proyectos que contribuyan a fortalecer la competitividad de la empresa.

“El emprendimiento crea valor y, por ende, crea trabajo. Es el motor de la economía y de las oportunidades, una manera de pensar y actuar”, dice Esquivel, quien agrega que en los dos últimos años, las universidades estadounidenses han acercado cada vez más sus conocimientos y experiencias a empresas latinoamericanas con un claro objetivo: difundir el emprendimiento corporativo, generar innovación y atraer más alumnos. “Con el emprendimiento se crea valor para el país y para las empresas, se crean inversiones adicionales, se crea una expansión de la mentalidad empresarial”, resalta.

Renacer de la empresa. A otro que le gustan los aviones es a John Danner. Prácticamente ha recorrido el mundo. Pero lo ha hecho con un propósito mayor: enseñar lo que él define como “el renacer de las empresas”. Danner, al igual que Esquivel, es un importante académico de una escuela de negocios, en este caso la de la Universidad de Berkeley, otra de las casas de estudios que se dedican a entrenar a profesionales en la nueva tarea de emprender.

Luego de viajar por Europa y Asia, Danner, considerado autoridad mundial en temas de innovación, pisó Latinoamérica por primera vez en 2009, al visitar Chile y Brasil. En el caso de Chile, su arribo se debió a la “Plataforma de Innovación Abierta y Emprendimiento Corporativo”, proyecto que fue lanzado en mayo, y que busca materializar nuevas oportunidades de negocios para las compañías que participen en él.

En la iniciativa, impulsada por la Fundación Chile, los profesores de Berkeley trabajan conjuntamente con un grupo de ocho firmas chilenas -entre las que se encuentran Forestal Arauco, Metrogas, BHP Billiton y VTR-, a las que guían en la formación de capacidades internas en sus equipos, y en la identificación y desarrollo de nuevas oportunidades. La labor se realiza individualmente con cada empresa participante, en una modalidad de sesiones periódicas de coaching; sesiones de directorios virtuales con los profesores de Berkeley, y visitas programadas de los mismos a las compañías. “El programa busca revelar las ideas internas y proyectos en las empresas, para introducirlos a la economía chilena. Para ello, las empresas deben tomar riesgos hasta conseguir el éxito”, sentencia Danner.

Uno de los pupilos del experto en Chile, es Alejandro Valencia, director del programa que promueve la Fundación Chile. A su juicio, la experiencia internacional ha demostrado que el desarrollo de una cultura pro emprendimiento, al interior de las compañías, trae beneficios en términos de aprovechamiento de oportunidades, y valoriza el potencial emprendedor del capital humano existente. “Vimos qué era lo que le faltaba a la empresa privada, y nos dimos cuenta que no sólo necesitan dinero, sino también metodología; que alguien les enseñara a tener un programa de innovación y emprendimiento, ya que requerían la experiencia de otros”, afirma.

Lo que opinan las empresas

Charles Kimber, gerente de asuntos corporativos y comerciales de Forestal Arauco (Chile): “abrir espacios de emprendimiento y fomentar una cultura de innovación, al interior de una empresa, permite no sólo encontrar buenas soluciones a problemas y aprovechar ideas nuevas, sino también favorecer el desarrollo personal de quienes quieren aprovechar estos espacios”.
Alvaro Rodríguez, director general del fondo de inversión Ignia (México): “trabajar con emprendedores es la mejor forma para combatir las desigualdades. Sin emprendimiento no hacemos nada; el emprendimiento es el motor de la economía. La innovación general genera cambio, y los que están dispuestos a éso, serán los que tengan éxito”.
Rodolfo Arguedas, presidente ejecutivo de la empresa de soluciones integrales de salud Corporación Cefa (Costa Rica): “en época de crisis, las empresas deben repensar las cosas que están haciendo, y crear un ambiente de constante cuestionamiento al estatus quo. El emprendimiento es una de las claves para lograr resultados, lo que obliga a tener una visión clara de qué y por qué se busca conseguir metas”.

El interés de la región. “Países como Brasil, México, Perú y Chile se han dado cuenta de que el emprendimiento es increíblemente importante, y por eso le han prestado mucha más atención”, explica el académico de Berkeley, una afirmación que es compartida por otro viajero y acérrimo seguidor de la gastronomía latinoamericana: John Trapani, director de A.B. Freeman School of Business de la Universidad de Tulane.

Cada vez que viaja a Chile, Trapani decide alojarse en el tradicional Hotel San Francisco, ubicado en el centro de Santiago. La elección no se debe al boato del lugar, sino a su sabrosa gastronomía, un placer que el especialista acompaña a su asunto más urgente: lograr que las empresas apoyen cada vez más el emprendimiento corporativo.

“El emprendimiento es muy importante para los negocios. Antes no era tan esencial, pero hoy es la llave para el progreso. Y ahora, es en los países en desarrollo donde comienza este reto”, argumenta Trapani.

Prueba del movimiento académico que recién surge fue el Latin America Entrepreneurship Forum, desarrollado en abril pasado por Babson College. En el encuentro participaron empresas como Ignia (México), Corporación Cefa (Costa Rica), Grupo Brilla (Guatemala), Fundación Yo Creo en Colombia (Colombia) y SEG Ingeniería (Uruguay), compañías que en la ocasión discutieron la mejor forma de fomentar el emprendimiento a nivel regional, y crear más oportunidades de inversión y desarrollo.

Para Gabriel Hidalgo, gerente general de Octantis, la potenciadora de negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), y promotora de programas de emprendimiento e innovación, el panorama en las empresas multilatinas en este ámbito, no es tan desalentador. “Cuando encuestamos a los ejecutivos y expertos, más del 50% dice haber sido parte o haber presenciado en su organización un caso de emprendimiento corporativo. Sin embargo, lo que sucede es que junto con impartir formación, es necesario proporcionar un ambiente y unidades complementarias que apoyen a los ejecutivos para ser agentes de cambio. Algo que aún falta profundizar en las compañías”, afirma Hidalgo.

En paralelo, la existencia de empresas que no se han atrevido a llevar a cabo proyectos de emprendimiento, se explicaría porque internamente “desalientan las ideas de los ejecutivos emprendedores. Prefieren, por lo tanto, tenerlos haciendo dinero ahora, aunque esos ejecutivos puedan ser los visionarios de las oportunidades futuras, generadoras de nuevo crecimiento”, explica Hidalgo.

Expandiendo la enseñanza. Originalmente, la tarea de enseñar el emprendimiento apuntaba a satisfacer una necesidad del sector privado. Sin embargo este conocimiento también se está expandiendo a las empresas públicas.

La Universidad de Berkeley, por ejemplo, además de impartir programas para organizaciones privadas, está dictando nuevos cursos para instituciones sociales. Babson College, asimismo, proyecta crear cursos a la medida, que sirvan para casos particulares y se enfoquen a la realidad de cada país. Para eso ya está trabajando con universidades de Chile, Brasil, Uruguay, Argentina, Perú, Ecuador y Colombia.

Por su parte, la Universidad de Tulane no descarta impartir cursos directamente en las empresas de América Latina, tal como lo hace en EE.UU., y no sólo por medio de las universidades con las que tiene un convenio.

Pero además de las universidades estadounidenses, las instituciones latinoamericanas también están buscando difundir el emprendimiento corporativo. Es así como a través de Octantis, la escuela de negocios de la UAI, se está realizando en Chile un programa de generación de plataformas de emprendimiento corporativo y spin off; mientras que en Uruguay y Costa Rica se desarrolla una iniciativa en bionegocios, la que se buscará replicar en otros países de la región.

Octantis acaba de estrenar su alianza con Movistar, relación que se suma al trabajo permanente que la incubadora de negocios mantiene con 30 empresas líderes, entre las que se encuentra Xerox, Shell, Gerdau, Cintac, Enap y Chilectra.

La Fundación Chile, en tanto, proyecta formar nuevas alianzas con instituciones académicas y crear distintos programas, empaquetando servicios flexibles de innovación y diferentes asesorías para cada empresa.

Ahora ya lo sabe: si le toca ver a un delgado y canoso estadounidense arrastrar sus maletas por los pasillos de un aeropuerto latinoamericano, quizás se trate de Esquivel, Danner o Trapani, quienes encantados con el continente, no tardarán en regresar una y otra vez, para seguir enseñando la importancia del emprendimiento y la innovación.


FUENTE : AMERICA ECONOMIA

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