¿Puede la moneda del billón de dólares cambiar el curso de la crisis?

  


Por Marco Antonio Moreno
EL BLOG SALMON


La idea de acuñar una moneda y darle el valor facial de un billón de dólares ha despertado bastantes suspicacias que, sin ninguna sorpresa, dejan al descubierto el desconocimiento que existe frente a la creación de dinero. Diariamente, los bancos privados crean una gran cantidad de dinero de la nada que ni siquiera los más avezados agentes reguladores alcanzan a detectar o tener noción de su volumen. A esto se suma también la cantidad de dinero que la Reserva Federal de Estados Unidos, como institución privada que es, imprime para inyectar y rescatar a los bancos de sus dueños. Ahora, toda la alarma es porque el Tesoro de Estados Unidos, esta vez una institución abiertamente pública, puede acuñar una de las habituales monedas que hace con motivos conmemorativos o de encargo (ver imagen), y darle el valor de un billón de dólares.
Hay algunos que encuentran exagerada esta cifra porque piensan algo así como “quien me da cambio”, como si se tratara de un solo billete equivalente a 1.630 millones de billetes de 500 euros con los que intentar pagar el taxi o el almuerzo… Para despejar un poco la idea y aclarar ciertas dudas hay que señalar que una ley de 1996 (creada y aprobada por el partido republicano) otorga al Departamento del Tesoro de Estados Unidos el poder de acuñar monedas de platino por cualquier valor nominal, independientemente de la cantidad de platino que se utilice (ver imagen y consultar en US Mint ). Por eso que una moneda de una onza puede ser acuñada en 1 billón de dólares, 5 billones de dólares o cualquier otra cifra. Este es un tema perfectamente legal y de ahí la pregunta a los lectores ¿Puede Estados Unidos acuñar una moneda de un billón de dólares para pagar su deuda? tiene una respuesta afirmativa: Si, puede.

Por eso que todo el relato del apocalipsis del abismo fiscal o “fiscal cliff”, es solo cuento. Si el gobierno de Estados Unidos tiene armas letales para hundir a cualquier economía del mundo (como fue el contagio de la burbuja inmobiliaria y la crisis subprime a España, por ejemplo; o como es el boicot comercial a otros países), también tiene la receta secreta de los antídotos contra las crisis: la creación de dinero legal. Si al Tesoro de Estados Unidos se le ocurre y hace la moneda de un billón de dólares y la entrega a la Reserva Federal a cambio de un billón de dólares en billetes contantes y sonantes, no habría nada malo en ello. Solo que tal vez, y a propósito de la polémica y el tiempo que transcurre, sería bueno que Tim Geithner, el secretario del Tesoro, mandara a acuñar unas 3 o 4 monedas de una sola vez para así dejar a los republicanos fuera de combate frente a esa imposición, también legal, que es “el techo presupuestario”.
Desde fines de la segunda guerra mundial que la convención del techo presupuestario se ha prestado para una comedia de abusos de uno y otro bando. Este techo, ha permitido elevar los presupuestos para financiar guerras como las de Vietnam o de Irak, por ejemplo, al cual el gobierno español se sumó, sin que tuviera que pedir una “elevación del techo presupuestario”. Como vemos, antes de 2007, el año que se establece como el inicio de la actual crisis, los gobiernos tenían un comportamiento bastante díscolo y nadie manifestaba inquietud por el derroche, sobretodo el derroche bélico.

Una moneda sin intereses

Respecto a la moneda del billón de dólares, la idea es que Tim Geithner (el secretario del Tesoro) lleve esta moneda acuñada por la Casa de Moneda de Estados Unidos y con las habituales palabras “in God we Trust”, se la entregue a Ben Bernanke, y éste le de a cambio un billón de dólares en billetes recién impresos. Esto no será ningún problema para Bernanke, dado que está habituado a la entrega de dinero fresco. El problema, es que por esta moneda de un billón de dólares, la Reserva Federal de Estados Unidos no recibirá ni un sólo céntimo de intereses, dado que no ha sido dinero creado por la Fed.
A la luz de las respuestas a la pregunta del post anterior, queda en claro que aún no se entiende el rol de los bancos centrales. Como muy bien señala Bernard Lietaer, los bancos centrales son como el director de orquesta: mueven mucho las manos pero no hacen ningún ruido. Son las entidades privadas las que crean el dinero que todos aceptamos como unidad de cambio y reserva de valor, y esta convención ha sido ampliamente aceptada. Esto demuestra que el funcionamiento del mundo real no tiene nada que ver con lo que dice la teoría económica. Creer que los bancos prestan el dinero que otros depositan, es volver al siglo 18. Los bancos crean dinero de la nada, y la crisis actual es justamente fruto de esa creación excesiva de dinero falso que se desvaneció tras el estallido de la crisis. Y ahora muchos (como los ahorradores de Bankia) exigen su dinero contante y sonante. Pero no hay nada. Todo era una burbuja inflada por la fé en que los precios del suelo siempre aumentarían, una idea que resultó letal: todo lo sólido se desvanece en el aire.
Respecto a la moneda del billón de dólares, hay algunos que consideran exagerada la cifra y sugieren hacer varias monedas por montos menores. Por ejemplo, monedas por 10 mil millones de dólares. Esto tiene el problema de que obligaría a Tim Geithner a ir todos los días a la Reserva Federal con 4 o 5 monedas y pedirle a Ben Bernanke el efectivo… Pero esto resultaría incómodo y se prestaría hasta para confusiones, más aún cuando a Tim Geithner le quedan dos meses como Secretario del Tesoro.
Independientemente de que guste o no, la idea es válida y es muy favorable para los contribuyentes de Estados Unidos. Un dato que no hay que olvidar, es que hay muchas nuevas reinvenciones del dinero en curso. Como la de Jaromir Bernes y Michael Kumhof, cuando propusieron terminar con la banca privada y con el dinero de creación privada, y dar al Estado el rol de la creación de dinero. Esta es una de las opciones que se piensan para terminar con la crisis: dar al Estado la atribución en la creación de dinero. Un dinero que a diferencia del que genera la banca privada, no reproduciría intereses.
Otra cosa es que el gobierno del presidente Obama considere que la moneda de platino es una solución ridícula y negocie una solución más formal como eliminar el techo de la deuda pública. Estados Unidos es el único país que tiene este “techo” y su negociación se ha prestado para abusos de uno y otro bando. Pero a estas alturas, ningún bando querrá reconocer la realidad y aceptar que toda la creación de dinero es una farsa; que todo el sistema financiero es una farsa y que la acumulación de deudas no hace más que cumplir un rol estadístico. La deuda es impagable, Llegó a los límites que superan toda racionalidad (en las mismísimas barbas de las expetativas racionales) y no hay forma de pagarla.
Por eso que la invención de la moneda del billón de dólares no es más que un timo. Una triquiñuela que apela a la génesis de la creación de dinero, y que esta vez se hace más colectiva. La moneda del billón de dólares o cualquier documento, papel, bono o pagaré que la reemplace, será la primera piedra demostrativa de la impagabilidad de la deuda y por qué no tiene ningún sentido que se siga aplicando la magia del interés compuesto que reproduce la deuda con total ingenuidad.

Pero Obama no va aceptar la moneda del billón de dólares. El peligro a develar que todo el sistema financiero es una farsa, que la creación de dinero es una farsa y que la deuda puede tambien pasar a serlo no hace más que devolvernos a la más cruda realidad del sistema financiero. Un sistema que se cae a pedazos y que ha jugado más allá de los límites de lo posible. Por eso que una moneda de curso legal que no genere intereses bien puede significar un punto de inflexión en la actual crisis financiera.

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Nota: En el estudio de los economistas Jaromir Bernes y Michael Kumhof, citado aquí, se señala que en Estados Unidos sólo el 5% del dinero ha sido creado por el banco central, mientras el 95% ha sido creado por los bancos privados. Esto despeja bastantes dudas respecto a ¿Quien crea el dinero?

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